18 de abril de 2024
Jairo Cala Otero
Afirman que anglicismos «empobrecen» el castellano
«Likeame la foto», dice una. «Bueno, pero vos me faveás», responde otra. Son amigas, tienen 11 o 12 años, van sentadas en los asientos largos de la línea B del subte, ensimismadas en sus celulares, e intercambian imperativos mediante gentilezas virtuales.
Descachadas idiomáticas
«Sobra decir, para empezar esta columna, que yo al ELN no le creo». Si sobraba decirlo, no ha debido decirlo. Esa muletilla, usada por José Manuel Acevedo en un artículo de opinión en el periódico Vanguardia, fue amputada; la comúnmente conocida es: «No sobra decir…»; significa que, aunque un hecho sea de dominio público, quien escribe o habla persiste en referirse a él. Luego la expresión completa es: «No sobra decir,
Píldoras idiomáticas
NO SE DICE: Alicorar, ni alicoramiento.
SE DICE: Embriagar, emborrachar, embriaguez, beodez, pea.
Descachadas idiomáticas
1.- «… con claras pretensiones de sembrar el terror y quebrantar la paz de las y los caraqueños». Fragmento de una declaración de Carmen Meléndez, ministra del Interior de Venezuela, en su cuenta de Twitter. Su «lenguaje incluyente» tampoco incluye porque la señora debió escribir también caraqueñas (...)
Descachadas idiomáticas
«Condenan patrullero de la Policía por clonar tarjetas bancarias». De la agencia de noticias Colprensa en el diario La Opinión, de Cúcuta. Los editores pudieron enmendar el error de esa agencia, que, valga decirlo, suele producir material tachonado de equivocaciones idiomáticas. Muchos redactores están convencidos de que la preposición ‘a’ se puede omitir en estos casos.
Descachadas idiomáticas
1.- «Según autoridades policiales esta mujer tenía orden de captura, luego que habría sido sorprendida cuando intentaba ingresar sustancias al establecimiento carcelario de rivera». Fragmento del primer párrafo de una noticia firmada por José Lizardo Moreno Ramírez en la página web de Caracol Radio.
El «calvario» de la lengua en semana santa
También nuestra lengua castellana (o española) tiene su propio «calvario» durante cada Semana Santa, merced a los desatinos que al escribir tienen redactores de periódicos y revistas, articulistas, orientadores espirituales y sacerdotes, entre otras personas.
¡Las palabras no tienen sexo!
La falsa creencia de que lingüísticamente caben diferenciaciones de sexo está provocando hecatombes verbales. El político empezó su discurso diciendo: «Saludo a todos y a todas las personas que me escuchan esta noche».