30 de abril de 2024

El chiste de la semana

12 de febrero de 2017
Por Hernando Arango Monedero
Por Hernando Arango Monedero
12 de febrero de 2017

Hernando Arango Monedero

hernando arangoY como se mueven las cosas en nuestro país, hay que decir que nos encontramos ante el chiste de la semana, como quiera que definitivamente nos cuentan cuentos ante los cuales nos tenemos que reír, no queda más, así pasemos por tontos, tal y como nos consideran desde lo alto de la política colombiana, desde el gobierno, desde las Cortes y desde las instituciones mal llamadas de control.

 

Todos sabemos que se ha armado la del diablo con el descubrimiento de los “aportes de Odebrecht” a ciertos funcionarios para que “ayuden” en la consecución de algunos contratos. Desde luego que, los “aportes” de esa firma de ingeniería son llevados al costo de los contratos que desarrollan. Por tal razón, resulta curioso que los copartícipes de esta empresa, en las obras, aún no se hayan notificado de algunos “gastos” en los que han incurrido. No obstante, si tienen plena información del estado de las cosas, de sus desarrollos, de lo presupuestado como gastos contra los costos y las utilidades esperadas en la ejecución de los contratos. Ah! ¿Y de los costos esos, llamados “aportes a funcionarios” para que ayuden a conseguir los contratos, no? Vaya un chiste flojo: ¿No lo cree?

Ahora, el zaperoco va hacia las campañas de 2014. Para la época, Odebrecht era, para el común de los mortales, una gran empresa de ingeniería, con una gran capacidad operativa y que estaba al frente de grandes obras en Colombia. Pues bien: ahora nos encontramos, gracias a que en Brasil se destapó la hoya podrida de la corrupción rampante acolitada por esta empresa, que también metió la mano en la campaña política colombiana del entonces. Primero, y claro está que como la oportunidad la pintan calva, se habló de que a  la campaña del Centro Democrático le habían dado una ayuda, ayuda consistente  en pagar el excedente de lo exigido por un mago de la publicidad que fue contratado para llevar a Oscar Iván a la Presidencia de la República. El Centro Democrático dice que pagó lo que dicen podían pagar, cerca de un millón de dólares, es decir, algo así como dos mil millones de pesos. Al menos eso dicen los que lo contrataron. Pero como el mago ese valía más, dicen que Odebrecht pagó el excedente. Los del Centro Democrático alegan desconocer el extra pago.

Gran escándalo. Amenazas de un magistrado de la Consejo Nacional Electoral de que la sanción máxima sería la de impedir a ese partido presentarse a las próximas elecciones. Los de más allá encontrando que la corrupción había llegado a corromper la sal. Los unos defendiendo lo dicho y los otros atacando con mordacidad mayúscula en procura de acabar con el oponente. De pronto, saltó la liebre. Una versión trajo a la Fiscalía la denuncia de que a la Unidad Nacional, a la campaña de reelección del señor Santos le habían entregado un millón de dólares. ¡Y fue Troya! Primero salió a la televisión un tal Zar anticorrupción a asignar la felonía al Centro Democrático. Vaya prudencia y vaya sujeto. Luego, y como es natural, el gerente de la campaña salió a negar haber recibido ese dinero, como quiera que a esa campaña no llegaron donaciones. Faltaba más! En la campaña de Santos no hubo donaciones y punto. Claro, también salieron otros a justificar lo recibido de mermelada, para no quedar mal. Otros.
aprovechando el desquite, a pedir la renuncia del Nobel de Paz, que da lugar a guerras, y esta es otra guerra.

Claro, es que el chiste es: ¿Si a una campaña le dan dinero, a la otra campaña no le darían también? ¿No es lo usual que los grandes grupos económicos, por el interés que fuere, aportan generosamente a las campañas potencialmente ganadoras en esa oportunidad y también a las campañas que luego, unos años más adelante, pueden ser ganadoras? Digamos: consignan para el día de hoy, y van haciendo aportes al mañana, porque quién sabe. Si, así son las cosas: ¿Cual razón cabe para que aquello no haya sido así? Agreguemos: Estando, como esta, prohibido recibir dineros de empresas extranjeras, de ser verdad que se hicieron aportes, ¿esos aportes se llevarían a la contabilidad de campaña? Desde luego que ni torpes que fueran. Entonces, los dineros se reciben en billetes, se guardan debajo de las camisas en el guardarropa de alguien, y lentamente, en la medida de las necesidades se van pagando ciertos y determinados gastos que tampoco se incluyen en la contabilidad. Así funciona y no quedan rastros de nada y, pruebas menos. Solo queda la versión de la entrega, como un decir en el expediente. Así estamos hoy, razón por la cual nos debemos reír, ya que es lo único que nos queda por hacer, dado que de ese tamaño quedarán las cosas y los acusadores podrán llegar hasta allí y los defensores dirán que tal cosa no se dio.

 

Ahora, y para darle solución a este tipo de problemas, tendremos una ley. ¿Qué ley? Cualquiera! No importa, pero con esa ley se calma el alboroto y las cosas seguirán igual, en tanto los que estén en los procesos sean los mismos y, quienes los siguen no tengan lecciones que aprender, distintas a las que hoy reciben.
Y no pasa nada. Usted y yo, amigo lector, de no hacer una verdadera protesta, no pasará nada.
Manizales, febrero 9 de 2017.