28 de abril de 2024

“Laudato Si»

10 de febrero de 2016
Por mario arias
Por mario arias
10 de febrero de 2016

Por: mario arias gómez

mario arias«Alabado seas», es la primera encíclica en la que su santidad Francisco hace un llamado a los 1.200 millones de católicos del mundo para que unamos fuerzas en la lucha contra el calentamiento global. Documento que testifica que la ciencia es terminante frente al indudable problema. Enseña que el cambio climático es un asunto moral que resuena no solo en el oído de los católicos, sino que  retumba en todos los pueblos -creyentes o no- de la tierra. Llamado que duplica el Representante Arturo Yepes, en su condición de Presidente de la Comisión Quinta de la Cámara, quien convocó la semana pasada a las fuerzas vivas de Caldas, encabezadas por el señor Arzobispo, Alcalde de Manizales y los municipios, concejales y líderes cívicos del departamento, que atendieron la invitación al colmar el recinto del Fondo Cultural del Café.

Convocatoria que tuvo como objetivo formar conciencia sobre la problemática ambiental, buscar proteger a los más vulnerables y al planeta. Pasivo que las pasadas generaciones nos dejaron al vivir las ventajas de contaminar sin costear sus fatales consecuencias, Desidia que las actuales y futuras generaciones sufragamos y sufragarán. Didáctico foro cuyos expertos conferencistas fueron: Monseñor Horacio Gómez, en nombre del Arzobispo; Wilmar Osorio, de la U. Católica, tema: “Responsabilidad ambiental”; Adriana Martínez, de Corpocaldas, “Cuidado del ambiente” y Pamela Escobar de Emas, “Dinámica sobre compromiso ambiental”. El cierre estuvo a cargo del invitante.

La encíclica es una referencia articulada a una oración de San Francisco, de quien el Cardenal, Mario José Bergoglio, tomó su nombre papal, reconocido como “Patrón de la ecología”. Encíclica expedida antes de reunirse los gobiernos del mundo en París en la conferencia de la ONU. Agenda dedicada al cambio climático y a consensuar un acuerdo universal que limite las emisiones de los gases, efecto invernadero, que busca impedir que la temperatura media global se eleve por encima de los 2°C. Encuentro antecedido por una reunión en Nueva York que acordó nuevos objetivos de desarrollo sostenible que coloquen al mundo camino de un futuro sostenible, donde el crecimiento no esté asociado a la contaminación y degradación del medio ambiente.

El portavoz de la ONU, Ban Ki-moon -Secretario General- fue el primero en elogiar al Pontífice, concordando con que el cambio climático es uno de los principales desafíos -si no el más- que afronta la humanidad y que demanda un diálogo respetuoso entre los distintos sectores de la sociedad. Sin ambigüedad, afirmó, la sociedad tiene la obligación moral de poner el bien común global por encima de los intereses nacionales, cuidar nuestro hogar común, el planeta Tierra, proteger a los más indefensos que son los que más padecen el fenómeno.

Existe un consenso científico muy sólido sobre el calentamiento del sistema climático, causado en las últimas décadas por las múltiples ocupaciones humanas, lo que dio la bienvenida a la contribución de religiosos, ambientalistas y líderes influyentes -como Arturo- quien alejado de cualquier  camarilla y vieja política, recogió en buena hora la posta papal -“en tiempo de gobierno más no electoral” como dice- en busca de crear conciencia entre alcaldes, concejales, líderes comunitarios, medios de comunicación sobre el grave problema del cambio climático, reclamándoles apropiarse del problema, priorizar el reto de dictar medidas fuertes y duraderas, controlar la canallesca tala de bosques, los vertimientos de aguas servidas y sustancias contaminantes en los cauces de los ríos.

En función de la utilidad pública, solicitó repensar la política del Estado frente al desarrollo sostenible, la conservación de los nacimientos de agua, la reforestación de las cuencas hidrográficas,  la implementación de estímulos que compensen a quienes voluntariamente dispongan de terrenos de reserva hídrica, obligar el reciclaje, endurecer las sanciones que prevengan se cometan delitos contra la naturaleza y la vida. Legislación que se espera disuada a quienes perpetran crímenes ecológicos, envenenen las aguas con mercurio, tóxicos, colorantes o desechos contaminantes.

La academia, la ciencia, la religión y la dirigencia se unieron esta vez con la mira puesta en los más altos intereses de las generaciones actuales y futuras, en el entendido, que es hora de actuar ya, para lo cual pidió replicar en las comunidades lo concluido en el encuentro en que salimos con el encargo de apadrinar la creación de un mundo mejor y más equitativo, que proteja el medio ambiente, fomente el desarrollo sostenible en beneficio de los más frágiles, lo cual debe -no debería- guiar al mundo, en el que el imperativo económico y moral no dejan duda sobre la urgencia de actuar de cara al inexorable cambio climático. Se conoce que somos criaturas de agua, en el que el 60% de nuestro cuerpo se compone de agua, como la sangre de un 80%. Podemos pasar hasta un mes sin comer, pero no pasamos más de una semana sin agua.

El agua que desde hace billones de años existía sobre la tierra, existe todavía y cubre casi su totalidad, agua que está congelada. Solo el 3% es potable. Menos del 1% disponible en el mundo es accesible para el consumo. Para entender la problemática, menos del 0,0007% de toda el agua en el globo es potable, lo que confirma que estamos abocados a una inminente e irreversible crisis que se aproxima a pasos agigantados. Tres cuartas partes del agua que entra a las casas es utilizada en baños e inodoros; la sola lavadora consume 150 litros cada que es prendida; un duchazo de diez minutos gasta 190 litros; lavarse los dientes con la llave abierta consume 15 litros; si se cierra gastamos uno.

La población mundial en el siglo XX se triplicó y el consumo del agua se sextuplicó. A mediados del siglo habrá más de 3 mil millones adicionales de habitantes, lo que quiere decir que la población mundial pasará de 10 mil millones. La mayoría nacerá en países que tienen problemas ya de escasez. Las reservas de los Ángeles-California suplirán las necesidades de un millón de personas, mientras en el 2020, e elevarán a unos 22 millones. En “El Paso” y “San Antonio”- Texas se calcula que faltará el agua entre 10 a 20 años. En el centro de Florida podrá faltar en menos de cinco años.

En nuestro Caldas, Anserma, Aranzazu, La Merced, Supía, Riosucio, falta agua. Igual en Bolivia-Pensilvania, en las veredas Patio Bonito, Costa, Soledad Baja, Higuerón, La Primavera. Y no sigo para no prender las alarmas. Es hora por tanto de darle una segunda oportunidad al agua. Quizás sea la última. Según la ONU un niño muere cada 15 segundos a causa de enfermedades relacionadas con el agua no potable. Su falta en el mundo se convertirá pronto en una emergencia espeluznante. El agua va a faltar mucho antes que el petróleo. Millones de personas viven con menos de diez litros de agua al día, mientras el americano medio utiliza cerca de 600 litros. Se supone que 25 millones de refugiados se desplazarán debido a la contaminación de las fuentes de agua, muchos más que los que se verán forzados a cambiar de lugar por las guerras. Una de cada cinco personas no tienen acceso a agua saludable y segura y uno de cada tres individuos no tiene acceso a instalaciones sanitarias apropiadas.

El exceso del bombeo de agua subterránea en varios países ha agotado prácticamente las fuentes, lo que provocará patéticas bajas en la producción de cereales y la consiguiente falta de alimentos y aumento de precios. China, India, Paquistán y Egipto se encuentran ya con serias deficiencias en la producción de semillas. El problema del agua se convertirá en un conflicto insoluble, lo cual quiere decir que vivimos en un planeta sediento, como sedienta está la industria y la agricultura. Se hace necesario enfrentar la ambición de riqueza sin responsabilidad ni conciencia ecológica y social, como urgente es ejercer un control estricto sobre las captaciones de agua, severa vigilancia sobre las tomas clandestinas, las concesiones, limitándolas a que acopien -so pena de revocatoria- lo licenciado.

Bogotá, febrero 10 de 2016