Sí! Con motivo de la orden de casa por cárcel para Uribe, se desató otra especie de pandemia derivada del dolor de sus partidarios de una parte, y de las manifestaciones de alegría de sus adversarios por la otra.

Nada más cierto que el Respeto exige recíprocamente Respeto. No otra cosa se pide de las autoridades Judiciales y más de las Cortes de este país, ello, en respuesta al comunicado expedido conjuntamente por todas ellas.

No pasa un día sin que tengamos noticias sobre el desafuero de algún magistrado de una de las cortes o de los tribunales. Esa es la realidad monda y lironda. 

Y no hay que decir poco sobre lo que cada día asalta a los colombianos, en unos casos por asuntos de gran relevancia, y en otros por las nimiedades con las que, en verdad, nos sorprenden.

Es generalizado el criterio de que las cifras que a cada día nos muestran sobre el avance de la epidemia, son la demostración de que nuestras autoridades no están haciendo nada.

Los días que vivimos nos están develando la existencia en nuestro medio de un grupo numeroso de sabios de los que ignorábamos su existencia.

Resulta incomprensible para el común de los mortales lo que con frecuencia determinan las Cortes en nuestro país.

Los colombianos en los últimos años venimos resolviendo la mayoría de nuestros encuentros mediante encuestas que efectúan especialistas en estadística.

¡Lo presiento! Sí, lo presiento. Más de uno dirá que es apocalíptico y dramático mi presagio de lo que está por venir para nosotros los colombianos, si es que no hacemos algo de inmediato.

Vaya título el que le he puesto a este escrito de hoy. Ni me esforzaré en traer una traducción del Latín a nuestro castellano, pues mis lectores tendrán una muy clara noción de lo que en el entonces significó esta expresión.