19 de mayo de 2024

Las asambleas de marzo

27 de marzo de 2019
Por Eligio Palacio Roldán
Por Eligio Palacio Roldán
27 de marzo de 2019

Este marzo que termina y los marzo de todos los años son, en su mayoría, los meses en que se celebran las asambleas generales de las grandes corporaciones, las entidades del sector cooperativo, las pequeñas sociedades, las asociaciones y las propiedades horizontales. El Código de Comercio establece, en el artículo 422, que tal obligación se debe cumplir durante los tres primeros meses del año, pero como a los colombianos nos gusta tardecito, generalmente son en marzo.

Las asambleas se convierten en el acontecimiento social más importante de comienzos de año. Es el escenario perfecto para encuentros y desencuentros, para saludar a los amigos, o para iniciar nuevas relaciones. También, el espacio donde se libran pequeñas grandes batallas por el bien común, que siempre termina siendo particular. Son batallas por el poder y el poder ha sido, es y será un impulsor del ser humano hacia el progreso al igual que el dinero. Así lo definió el pensador estadounidense Emerson (1803-1882) “Los hombres, tal como son, se inclinan por naturaleza a ir en pos del dinero o del poder, y del poder porque vale tanto como el dinero”

Y por ese poder, ínfimo o inmenso dependiendo de la magnitud de las entidades, se libran todo tipo de batallas: limpias, sucias o con todos los matices del gris, al igual que en todas las luchas de quienes buscan dominar a los demás con la razón, la persuasión  o  la fuerza, en la ya milenaria historia de la humanidad.

Desde días antes, la Junta, planea milimétricamente el desarrollo de la Asamblea: quienes la moderarán, aunque luego “por vías democráticas”, se elijan los directivos de la sesión; las presentaciones de los informes que impacten al público, a pesar de la apatía de la mayoría; el discurso del presidente que, haciendo gala de su histrionismo, mostrará su gran obra. En fin, todo el “maquillaje” posible para mostrar una “realidad” mejorada. Y claro, el momento clave para  repartir la comida, “barriga llena, corazón contento” y mayor emotividad y desconocimiento a la hora de votar las propuestas o elegir a los mismos de siempre. Y las rifas, la mejor herramienta para conservar el público durante  horas y horas. Eso sí, no atento. La atención, en estas circunstancias, resulta innecesaria y hasta incómoda.

No obstante la organización para que todo funcione a la perfección, siempre hay alguien que no encaja, que no sigue la corriente y que insistentemente pide la palabra para protestar, a veces con razón, muchas otras sin tenerla, casi siempre rechazado por un publico que solo quiere que todo termine para que lleguen rápido las viandas y los regalos.

Como es todas las democracias, la gente se va cansando de las mismas personas, en especial cuando la entidad no da los resultados esperados. En ese entonces las culpas salen al escenario y muy seguramente se elija en la junta a alguien de la oposición que seguirá haciendo lo mismo o cosas peores que las de sus antecesores. Aunque en las Asambleas, como en la democracia colombiana, prima la reelección.

En estas circunstancias, las Asambleas son una fiesta, o un circo igual al de la política. Bueno, no se puede generalizar y muchas veces, estos eventos, podrían resultar siendo  un ejemplo de responsabilidad individual y colectiva. Me gustaría asistir a una de ellas, algún día.

Al terminar las Asambleas, siempre hay un murmullo de insatisfacción que crecerá con el transcurso de los días como mancha negra de resentimiento.

Puede leer AMIGUITOS VUELVE EL CIRCO… DE LA POLITICA. https://eligiopalacio.com/2019/03/11/amiguitos-vuelve-el-circo-de-la-politica/

ANTES DEL FIN

Continúan las peleas del gobernador de Antioquia, Luis Pérez, contra los “Molinos de Viento”. ¿Qué sería de su gobernación si no se le aparece la “virgen” de Hidroituango?

Llegó el esperado invierno después de tres meses de verano. Ahora es éste el que hace estragos. ¿De que servirá la predicción del clima?

El próximo lunes regresa El Sultán, una posibilidad de buena televisión. Canal Uno, 10:00 de la noche.