6 de mayo de 2024

Poesía reunida de Uriel Giraldo Álvarez

31 de enero de 2019
Por José Miguel Alzate
Por José Miguel Alzate
31 de enero de 2019

“Afuera pasan cosas” es el título de un libro de poemas editado por la Universidad de Caldas en el año 2010. En sus páginas se recoge parte de la obra poética de Uriel Giraldo Alvarez, profesor de ese centro de estudios superiores. El libro no es propiamente una antología. Pero su lectura juiciosa le dá al lector elementos de juicio para hacer una valoración crítica de la obra del bardo salamineño, recogida en siete libros: “Al borde de la vía”(1988),  “Visiones”(1990), “Calle 13 Carrera 13”(1993), “Historias de otros”(1992), “Aquel amor ya nostalgia”(1993), “Fe de erratas”(1997), e “Insistencia en la tierra”(1999). Es importante decir que, en treinta años, desde aquel lejano 1988 cuando publicó su primer libro, la voz de Uriel Giraldo Alvarez se ha decantado, consolidando un nombre en la poesía colombiana.

Lo primero que debe decirse sobre este libro que el editor de la Universidad de Caldas denominó poesía reunida es que el título trae a la memoria este verso de Mario Benedetti: “Aquí en la calle suceden cosas que ni siquiera pueden decirse”. No sabe uno como lector si el nombre que Uriel Giraldo Alvarez le puso a su libro es un homenaje a este poeta uruguayo que ha ejercido sobre su obra una notoria influencia, o si es una mención explicita a los temas que aborda en su poesía. En muchos de los versos que conforman el libro se habla sobre las cosas cotidianas que suceden en una familia. En el caso del libro que aquí se comenta el espacio de las cosas sobre las cuales se poetisa no siempre está afuera. En algunos poemas es en el interior de la casa familiar donde pasan cosas.

“La poesía es aire libertario, que no debiera ser yugulada por medidas y cadencias que fijan número de sílabas y montan cátedra sobre las asonancias sonoras”, escribió César Montoya Ocampo. Este concepto se acomoda a lo que sobre la poesía de Uriel Giraldo Alvarez puede decirse. El poeta es dueño de su libertad para escribir como quiera, se puede dar licencia para jugar con las palabras, suyo es el deseo de buscar asonancias o dejar que el verso fluya libre, sin cortapisas. En este libro se advierte ese querer liberarse de metros y asonancias para crear una poesía que, sin recurrir a la métrica, enseña exquisitez en el manejo del lenguaje y, sobre todo, muestra una alegre musicalidad en versos sencillos que, sin embargo, tocan el alma por su sentido de la ternura.

Sobresale en “Afuera pasan cosas” una poética intimista a veces, matizada de aromas, con leves toques románticos que expresan la alegría del poeta frente a la vida, a las personas y el amor. En su primer libro, “Al borde de la vía”, se encuentra este verso de un poema sin nombre que tiene construcción libre: “Cuando no estás no siento más el hervor de la sangre en mi cuerpo”. Leyendo este poema corto viene a la memoria, otra vez,  la voz de Mario Benedetti cuando afirma en uno de sus poemas: “De todas aquellas manos, la suya era la única que me transmitía la vida”. Lo que el poeta quiere expresar aquí es la soledad de su alma fente a la ausencia de la amada.  Algo que Uriel Giraldo Alvarez reitera en otro poema del mismo libro cuando dice: “Sigues intacta en el esquivo aposento de mi vida”.

Uriel Giraldo Alvarez tiene dos libros que permiten analizar cómo su poesía juega con diversas formas de expresión: “Visiones” e “Historias de otros”. En estos dos poemarios se descubre a un autor que pasa de escribir versos cortos, musicales y juguetones, sobre un objeto tan simple como un espejo, a tejer poemas vivenciales sobre las personas de su entorno. En el primero puede decir: “Los espejos tienen mirada de sonámbulo”; o preguntarse: “Si un espejo se mira frente a otro ¿quién se mira a quién?”. En el segundo escribe sobre la vida cotidiana de las personas. Dice, por ejemplo, en un lenguaje sencillo, que “Amelia siempre tuvo un papel discreto en la familia”, que una tía concibió a una hija “en una silla de dentistería”, que a alguien que adquiere costumbres de beata siempre la verán asistiendo a misa o encorando rosarios. 

La poesía moderna hace gala de un lenguaje a veces narrativo. Le canta, casi siempre, a las cosas sencillas, esas a las que los poetas clásicos nunca le cantaron. No es extraño, entonces, que Uriel Giraldo Alvarez diga en un poema corto: “Mi madre vive renegando de tantos tragos amargos que le toca pasar”. O que en otro exprese: “Me despierto con el ruido puntual de una moto que se enrumba hacia una fábrica”. O que cuente que le gusta sentarse en un prado al borde de la vía o poner cara de idiota siempre que le hablan. El bullicio de las calles, el olor que escapa de los restaurantes, la muchacha que “a tantos les enseñó a besar”, la novia con quien hace el amor sobre el césped son en la poesía de Uriel Giraldo Alvarez temas que expresan la curiosidad del hombre frente al mundo que lo rodea.