Centro izquierda
Rudolf Hommes
Ahora es evidente que un gobierno que no es de derecha no le entregará el país a las FARC. Conviene entonces discutir qué le ofrecería un candidato de centro izquierda al país. Un gobierno de centro izquierda parte de dos premisas radicalmente diferentes de las que animan a los candidatos de derecha. La primera es que el Estado es independiente del gran capital, de los medios y de los grupos de interés o de presión. El papel reservado para el Gobierno es el de rector y regulador de la sociedad y de la economía, y el de árbitro en conflictos entre sectores. Solo en casos excepcionales, como cuando le corresponde actuar en defensa de los débiles o de los intereses del Estado, la Nación o el bien común, los gobiernos deben tomar partido a favor o en contra de un sector de la sociedad, y nunca a favor de un interés particular especifico.
En segundo lugar, un gobierno de centro izquierda o liberal igualitario está obligado a proteger al capitalismo de sus peores y más autodestructivas características, previniendo el abuso del poder económico en los mercados, o que se use la riqueza para monopolizar poder político, como lo hacen, por ejemplo, los plutopopulistas norteamericanos que tienen un excesivo control del Estado a través de financiar las campañas políticas. En las tensiones entre empleadores y trabajadores el Gobierno debe proteger los derechos y los ingresos de los trabajadores y prevenir excesos de cualquiera de las dos partes. En general, debe el Gobierno fortalecer el contrato social y avanzar hacia una mayor equidad y justicia social, priorizando mejorar las condiciones de vida de los más pobres e igualar a todos los habitantes en acceso a los bienes y servicios públicos. Son políticas para ‘nivelar el campo de juego’.