5 de mayo de 2024

Cuando la mente nos controla

17 de enero de 2017
Por Ricardo Tribín Acosta
Por Ricardo Tribín Acosta
17 de enero de 2017

Por : Ricardo Tribin Acosta

Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar actuar. Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante, así que pensemos en forma positiva para poder vivir mejor. Esto se desprende de la siguiente historia que a mis manos llegó, la cual me parece bastante interesante de relatar: Un científico quiso probar una teoría. Necesitaba un voluntario que llegase hasta las ultimas consecuencias.  Lo consiguió en una penitenciaria. Era un condenado a muerte que seria ejecutado en la silla eléctrica en los próximos días. Al reo se le propuso lo siguiente: Este participaría en un experimento científico, en el cual le seria hecho un pequeño corte en el pulso, lo suficiente para gotear su sangre. El tenia la probabilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería con una muerte, sin sufrimiento ni dolor. El condenado aceptó, pues era preferible eso a morir de una en la silla eléctrica. El preso fue colocado en una cama alta, de hospital, y le amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse. Hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo de su pulso, fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija. El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero fue lo suficiente para que el sintiera que su pulso fue cortado. Sin que el supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al cortar el pulso, fue abierta al mismo tiempo la válvula del frasco para que él creyese que era su sangre la que caía en la vasija.

Cada diez minutos el científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco la válvula del suero y el goteo disminuía. Mientras tanto el condenado creía equivocadamente que era el chorro de su sangre la que estaba disminuyendo. Con el pasar del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido. Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió, sin ni siquiera haber perdido quizás no más de unas muy poquitos gotas de sangre. El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra: todo lo que le es enviado, es aceptado por el individuo, sea positivo o negativo y que tal pensamiento o creencia envuelve a todo el organismo, sea en la parte orgánica o psiquica.

Esta historia es una clara demostración de lo importante que nos resulta el aprender a identificar lo que nos envía la mente, pues esta no distingue lo real de lo fantasioso, lo cierto de lo falso, pues a veces simplemente graba y ejecuta lo que le es enviado. Y el cómo se envian estos mensajes sale de las mismas creencias del individuo, en este caso el condenado quien pensaba que, como el flujo del fluido disminuía, pues era porque se estaba desangrando, así ello no fuese cierto en la realidad.

Y es claro detectar entonces porque la gente somatiza las enfermedades, ya que al obsesionarse con una determinada dolencia, como consecuencia de esos pensamientos equivocados, el cuerpo reacciona y se enferma. La solución esta entonces en cuestionar a la mente misma y evitar al máximo que los pensamientos negativos u obsesivos nos dominen.