5 de mayo de 2024

Criticando a Papá

30 de enero de 2017
Por Ricardo Tribín Acosta
Por Ricardo Tribín Acosta
30 de enero de 2017

Por: Ricardo Tribin Acosta

Hace unos años había una magnifica tira cómica que se llamaba “Educando a Papá”, en la que los dos personajes más importantes eran Pancho y Ramona. En ella la que mandaba era Ramona, ya que criticaba todo lo que hacia el pobre Pancho, le gritaba continuamente y en no pocas veces le “cascaba”. Insecto!!!, le decía y Moscorrofio!!!. Pancho sufría las agresiones de su pareja y de cuando en vez se las cobraba haciendo pilatunas que le sacaban la chispa a la irascible e irracional Ramona.

En esta ocasión he querido parodiar estas simpáticas anécdotas para trasladarlas a las críticas que con frecuencia los hijos hacen de sus padres. “Me crié en un hogar disfuncional”, dicen unos para justificar sus rencores al padre o hacia la madre y con eso tratan de eludir la responsabilidad de sus comportamientos y acciones presentes. Con esto no se llega a ninguna parte ya que cuando así actuamos, quedamos sembrados en el pasado, buscándole echar la culpa de lo que nos pasa al papá y a la mamá.

Si tan solo nos detuviéramos un poco a reflexionar porque nuestros padres actuaron con nosotros por ejemplo con excesiva rudeza e incluso quizás con avaricia y falta de voluntad para expresarnos algún tipo de amor, esto nos ayudaría muchísimo, no a excusar sus errores, mas quizás para entender un poco el por qué de sus reacciones. De otra parte si tan solo nos pusiéramos a pensar como actuaríamos nosotros hoy con nuestros hijos, si ellos procedieran hoy como lo hicimos nosotros en nuestra niñez y adolescencia, quizás llegaríamos a la conclusión que lo que nuestros padres hicieron a lo mejor fue producto del desasosiego y desespero que les producían algunas de nuestras actuaciones.

Procediendo así nos liberaremos de un sentimiento bastante negativo como lo es el rencor, el cual no cambia para nada lo que sucedió en el pasado pero que mientras tanto nos carcome hasta la última médula. El poder comprender, más que ser comprendidos, de que habla la oración de San Francisco, nos ayudara a vivir con libertad en el día de hoy.