Uribe y la guerra: prejuicios sin remedio.
Arturo Yepes Alzate
Aleccionadora la providencia de los magistrados María Consuelo Rincón Jaramillo y Rubén Darío Pinilla Cogollo, en lo que toca con Alvaro Uribe Vélez. En ella se diserta sobre las decisiones que éste tomó en las últimas décadas, que facilitaron conformar las autodefensas contra las guerrillas, con el apoyo de altos mandos militares, grupos al margen de la ley y políticos, las cuales se convirtieron en grupos paramilitares y Bacrim, que han inundado de sangre al país.
Nos es coincidencia que la Hacienda Guacharacas, donde las FARC en 1983 asesinó al Progenitor del expresidente Uribe, después, bajo la gobernación de Él mismo, se constituyó en el lugar de la Convivir El Cóndor “y los grupos paramilitares que operaron en dicho municipio, en Maceo y en el corregimiento de San José del Nus, (que) eran una misma cosa» registran en su providencia los magistrados.
A ningún colombiano le cabe duda que las tales convivir fueron un ropaje legal para permitir la militarización de la comunidad en la lucha contra las guerrillas. La discrepancia reside en su valoración de benéficas o perjudiciales para el país. Los URIBISTAS las defienden «a capa y espada».
Los magistrados concluyen: “el período de expansión del paramilitarismo, que se sucede a partir del año de 1995, coincidió con el auge y proliferación de las Convivir. En Antioquia el aumento de estas coincidió con la gobernación de Álvaro Uribe Vélez, quien las promocionó e impulsó”.
“En el caso de Urabá, las Convivir se crearon como un apéndice de las ACCU (Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá), como lo reconoció Raúl Emilio Hasbun. Incluso, se realizó una reunión para su coordinación y administración centralizada. En estas se les informó que iban a recibir apoyo de las compañías bananeras e iban a recibir ingentes recursos (…). Tales fondos ingresaron a los bancos a través de las cuentas de las Convivir para que pareciera un aporte legal, aunque su destino eran las ACCU”.
Todo lo reseñado hubiera podido ser valorado por Uribe como un error histórico, pero el expresidente persiste obstinadamente, cuando, por ejemplo, presenta como paradigma de honor militar y entrega «a la patria» las actuaciones del general Rito Alejo del Río.
Como esa providencia concentró su análisis en los hechos ocurridos antes de Uribe ser Presidente de la Republica (por competencia judicial), no registró los numerosos casos de permisividad o incluso de amistad, con protagonistas de la delincuencia organizada y el combate a sangre y fuego contra los «enemigos de la patria» que Uribe consagró. Pero sí termina con una estremecedora conclusión: “Por lo tanto, se ordena expedir copias por promover, auspiciar y apoyar grupos paramilitares y Convivir vinculadas con estos y/o concertarse con ellos, no sólo como gobernador sino después y aún como Presidente de Colombia”.