28 de abril de 2024

Víctimas exigen verdad sobre falsos positivos en Casanare

19 de septiembre de 2023
19 de septiembre de 2023

“He tenido pesadillas con el asesinato de mi padre y mi hermano”: víctimas exigen verdad sobre falsos positivos en Casanare

Las declaraciones se dieron en la audiencia de reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP.

Yohana Torres, la primera víctima en intervenir, es hija y hermana de Daniel Torres Arciniegas y Roque Julio Torres, de 16 años, asesinados en marzo de 2007, cuando ella tenía tan solo 13 años. FOTO: CORTESÍA

19 de septiembre 2023 (El Colombiano); – “Desde los 13 años he tenido pesadillas del asesinato de mi padre y mi hermano. Nos quitaron la niñez y el hogar de un amor con padres. No estamos aquí para mendigar la verdad, sino para exigirla”: con esas palabras reclamó Yohanna Torres, víctima de falsos positivos, el hecho de que militares le hubieran quitado a su familia en Casanare cuando ella apenas era una niña y tuvo que recibir la noticia de que sus seres queridos habían muerto.

La declaración se dio en medio de la Audiencia de Reconocimiento en la que la Jurisdicción especial para la paz escuchó a 21 militares en retiro reconocer el asesinato y posterior encubrimiento de civiles inocentes que fueron asesinados en estado de indefensión y presentados como bajas en combate.

Dentro de esas víctimas estuvieron Daniel Torres Arciniegas, padre de Yohanna, y Roque Julio Torres, su hermano de apenas 16 años de edad para la época de los hechos.

Como Roque Julio, otros menores de edad fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales dentro del Ejército.

Militares (r) reconocen asesinato de menor al salir de su escuela en Casanare

Faiber Alberto Amaya Ruiz, sargento segundo (r) de Ejército, aceptó este lunes su responsabilidad en la muerte de un menor de edad que salía de su colegio.

“Yo, Faiber Alberto Amaya Ruiz, hoy, con vergüenza, dolor y tristeza, vengo ante ustedes a reconocer mi responsabilidad en la participación de los delitos de junio de 2005 a abril del 2007, como coautor de los delitos de homicidio en persona protegida y desaparición forzada, que constituyen crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”.

Amaya, según relató el magistrado Óscar Parra, fue comandante del grupo Delta 4 de la Brigada 16 del Ejército, luego se unió a una oficina de Inteligencia de la misma brigada y finalmente recaló en el Gaula. “De manera libre y consciente se adhirió al plan criminal que se desarrolló en la Brigada 16”, relató Parra.

“El señor Amaya asesinó directamente a una persona y ordenó la muerte de otras dos. Adicionalmente, elaboró documentos operacionales falsos y suscribió actas de pagos de recompensas, a pesar de tener certeza de que lo allí consignado no correspondía con la realidad”, apuntó el magistrado de la JEP. El togado añadió que el dinero que el exmilitar recibía se volvía a invertir en otros ‘falsos positivos’.

El exmilitar admitió que su rol era dar “visos de legalidad” a todas las operaciones del Gaula de Casanare. Además, expresó que tuvo varios roles criminales, entre los que estuvo suscribir actas y hacer acusaciones falsas contra campesinos asesinados, con lo que “en lugar de ser investigado y sancionado, fui premiado con un curso en Estados Unidos por tres meses”.

En uno de sus relatos, Amaya contó que el Ejército decidió asesinar a un menor que salía del colegio por estigmatización y porque aparecía junto a su padre “en un anexo de inteligencia”. La magistrada Catalina Díaz, relatora del macrocaso de ‘falsos positivos’ junto a Óscar Parra, cuestionó al exuniformado sobre el tema.

“¿Por qué se incluye a un muchacho, un estudiante, en un anexo de inteligencia, y por qué estar en un anexo de inteligencia significa una orden de asesinato?”, preguntó.

Amaya contestó que el joven, cuyo nombre era Jair Tarache, con su padre estaban siendo “ya señalado por parte de la sección de inteligencia como miembros o colaboradores del Frente 28 de las FARC”. Por eso estaban incluidos en el archivo de inteligencia y el grupo de Amaya tenía la orden directa de asesinarlos.

Según Amaya, Jair Tarache y su papá eran señalados como responsables de que la guerrilla siempre supiera dónde estaba el Ejército para realizar sus operaciones. La orden de matarlos le fue dada al entonces teniente Edwin Toro, quien admitió hoy ante la JEP haberle disparado a Jair, luego de la negativa de otros soldados de su pelotón.

Toro añadió que el Ejército estuvo a punto de matar al padre de Jair, pero cuando se acercaron lo vieron arreglando una cerca junto a un niño pequeño, así que tomaron la decisión de no hacerlo. Al retirarse, encontraron a Jair y, finalmente, acabaron con su vida para luego ser presentado como baja en combate.

“Nosotros veníamos de salida y el joven (Jair Tarache) subía en su bicicleta luego de estudiar, salía de su colegio. Los soldados retienen al joven y ratifican que era el señor Jair Tarache. Mi teniente Toro hace una llamada a la brigada y le indican que debemos llevarlo a la Brigada”, narró Amaya.

“Salimos hacia la Brigada y, en mitad de camino, mi teniente Toro me dice que paremos los vehículos, el me dijo ‘baje al muchacho’, yo le digo ‘¿para qué, si ya vamos para la Brigada?’, él me dice ‘no, bájelo’. El muchacho se baja, él se aleja con él tres pasos y acciona su arma en contra del joven”, concluyó el sargento segundo retirado.

Jair y el padre y hermano de Yohanna fueron algunas de las casi trescientas víctimas de ‘falsos positivos’ por las que la JEP imputó a veinticuatro comparecientes que los 18 y 19 de septiembre acuden a Yopal para aceptar su responsabilidad.