27 de junio de 2022
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Armando Rodríguez Jaramillo


La convulsionada vida actual, la avalancha de noticias y los tsunamis de información gracias a (o por culpa de) los adelantos tecnológicos erosionan el pensamiento crítico.


Hace cinco lustros un gobierno introdujo en Colombia el estribillo de la apertura económica, desde entonces estamos hablando de la globalización de la economía sin haberla entendido.


Las declaraciones del Presidente Santos el pasado 3 de julio sepultaron el proyecto del embalse, iniciativa que no logró la unión de voluntades políticas para su realización.


Esta semana fue noticia la llegada del tren. Hubo anuncios y opiniones sobre lo que representa para el Quindío este acontecimiento.


Lo que más me impactó fue no saber de los restos del fundador de Armenia y su esposa, pues la caja en cemento, en la que se depositó el cofre en 1998, estaba vacía.


El tradicional escenario del valle de Cocora corre el riesgo de no tener continuidad en el tiempo, con esto quiero decir que una vez que las palmas adultas entre potreros, culminen su inexorable ciclo de vida, desaparecerán.


El informe entregado por el DANE sobre el Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre del año muestra que la economía nacional creció 2,8%, cifra significativamente por debajo del 6,4% obtenido en igual periodo de 2014.


Por segunda vez un Plan Nacional de Desarrollo (PND) se ocupa de las Comisiones Regionales de Competitividad (CRC) con el objeto de reordenar sus roles y responsabilidades, los cuales, dicho sea de paso, no han dado los resultados esperados.


El foro ¿Qué alcalde necesita Armenia?, realizado en pasado 4 de junio por la Universidad del Rosario, Cámara de Comercio de Armenia y del Quindío y Academia de Historia del Quindío, amerita un análisis objetivo de sus resultados.


En realidad no me gusta ver cómo los centros comerciales se fueron adueñando de nuestras ciudades desde que Unicentro llegó a Bogotá en 1976. Sus habitantes, y todo aquel que viajara a la capital, iban en romería al centro de marras que ofrecía variadas novedades, además de cierta sensación de seguridad en su interior. Pronto vino una verdadera eclosión de estos establecimientos en la capital del país, luego, en Cali y Medellín.
