Conexión Centro
El pasado mes de abril, asistí a un foro en la Universidad Autónoma de Manizales, para debatir la iniciativa privada que presentaron a la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI, Odinsa y Macquarie (el fondo de infraestructura más grande del planeta) para una nueva concesión en la región cafetera central. Me impresionó en primer lugar, la poca asistencia, -cuando supuestamente el interés es tan grande- y no he podido concluir si es falta de liderazgo de la universidad, o apatía de los gremios para acompañar este espacio, a pesar del titular del periódico La Patria del día siguiente, sobre su oposición al proyecto.
Se violaron principios sagrados para una universidad, como el de la neutralidad y del libre pensamiento que debe garantizarse en el debate de las ideas, por cuanto en el programa solo estaban para intervenir los enemigos de la concesión, y lo natural es que se garantice la presencia, mínimo, de dos puntos de vista.
Desafortunadamente este proyecto inició con una oposición en Pereira por parte de miembros de una veeduría, que han tenido desde hace varios años, enfrentamientos con el gerente de Autopistas del Café, originadas en la Cámara de Comercio de esa ciudad, que debemos respetar, pero que es una lástima que se trasladen a este proyecto.
El tema afloró con la caída del puente El Alambrado (sobre el río La Vieja) que volcó el tráfico al suroccidente sobre la ciudad de Pereira, perturbando la vida comunitaria. Precisamente esa y muchas otras razones, deberían llevar a apoyar la construcción de una excelente vía en el tramo Calarcá – La Paila.
Nunca habíamos visto tantos agravios e improperios de parte de líderes, voceros y comentaristas de los tres departamentos, en contra de la empresa Autopistas del Café, de ODINSA, e inclusive del Grupo Argos, su mayor accionista, cuando realmente siempre había existido armonía y respeto.
Solo unos dirigentes gremiales de Caldas habían logrado del exgobernador Velásquez, una posición agresiva contra la administración y la aplicación de recursos, unida a una aspiración burocrática.
Todos olvidamos que la vía es de la nación, y que al vencimiento de la concesión tiene todo el derecho a continuar recaudando los peajes, para nutrir el fondo nacional de peajes a través del INVÍAS que quedaría a cargo del mantenimiento de la vía. Por lo tanto, es preferible que una firma seria como ODINSA -o cualquier otra de la misma categoría que seleccione la ANI-, ejecute en la misma región los recursos de los peajes, mejorando lo que ya tenemos y ejecutando el nuevo tramo que nos beneficiará a todos.
En la discusión hay que iniciar por reconocer que, para equilibrar financieramente el proyecto de la doble calzada Armenia – Manizales, la nación nos entregó el peaje de Corozal, en la vía a La Paila, que está aportando el 27 % del recaudo total. Lo anterior, sin protesta del Valle, y lo mínimo que ahora debemos hacer es un acto de reciprocidad y reafirmarnos en que somos una sola región, el Eje Cafetero y el norte del Valle, y que constituimos el centro del occidente del país.
En Caldas muchos siguen en ese absurdo planteamiento de que el mundo sólo llega hasta TARAPACÁ, cuando lo recaudado es muy bajo en relación con lo invertido, debido a la topografía más difícil en la que vivimos. No olvidemos que cuando promovimos la obra, siempre era acompañada de nuestra necesidad de llegar a Pereira y al suroccidente. En Risaralda siempre aceptaron que los peajes los pagaríamos más los habitantes de Caldas y Quindío dado que, por su ubicación privilegiada y por su desarrollo comercial, de los dos departamentos viajaríamos muchas veces a Pereira, mientras ellos lo harían con menor frecuencia.
Los caldenses hemos resuelto, en una actitud muy propia, declararnos víctimas cuando hemos sido los más beneficiados de la obra; alegamos tener muchos peajes, cuando en realidad, contamos con varias salidas que nadie utiliza al mismo tiempo. Quien viaja a Pereira solo debe pagar un peaje; Tarapacá – Jazmín, 21 % de lo que se recauda, salvo que quiera viajar por doble calzada, caso en el cual baja por Pavas, 10 % de lo recaudado, pero tiene la libertad de elegir. Quien va hacia el occidente, viaja al kilómetro 41 o Santagueda, pagando un peaje en San Bernardo, 8 % de lo recaudado. Quien va de Chinchiná al occidente paga un peaje para llegar a La Manuela, 4 % de lo recaudado. No podemos alegar en forma tan mezquina que el peaje de Tarapacá – El Jazmín está ubicado en Risaralda, cuando en realidad nosotros somos los que lo usamos para ir hacia el suroccidente, y pasamos no por otro territorio, sino por un sistema de transporte que atraviesa varios departamentos, para beneficio de todos.
Este debate está lleno de ideología, por aquellos que odian las concesiones y solo conciben el estado como ejecutor de obras; también de mezquindad, midiendo milimétricamente lo que cada uno paga y recibe, así mismo de odios, de viejas rencillas regionales, que algunos pretenden revivir.
Basta observar lo que ha perdido Pereira, pero también nosotros, cuando algunos dirigentes políticos lograron hacer abortar la concesión Cerritos- La Virginia en el gobierno de Iván Duque, que debido a su debilidad terminó entregando el peaje que recibió la nación, a una absurda figura denominada Vías del Samán, a la que le colgaron esa vía, adicionada a La Romelia – El Pollo y vías del norte Del Valle. Los recursos, según nos mostraron en el mismo foro, los funcionarios de INVIAS, enemigos de las concesiones, no alcanzan ni para el 10 % de lo propuesto, cuando esas vías nos beneficiarían a todos, y ya llevamos seis años perdidos por esa decisión.
Lo que debemos hacer con sensatez, visión de futuro y entendiendo que somos una sola región, es respaldar el proyecto para que Armenia y el Quindío puedan arreglar el problema que tienen y puedan disfrutar los beneficios de la obra, como Risaralda y Caldas. También, aprovechar para que tramos como la doble calzada Tarapacá – El Jazmín, se construya, así como la doble calzada Trinidad – La Manuela, de la misma manera que Pereira – Punto 30.
Gracias a la gestión de Germán Cardona se construyó la doble calzada La Manuela – Tres Puertas y la ampliación de la vía hasta el 41, que con la autorización del presidente Juan Manuel Santos la anexó a Pacífico 3. No fue obra de los antioqueños, ni de Autopistas de la Montaña, como afirma Felipe Calderón, el presidente de CAMACOL, con indescifrable intención.
La famosa IP Calarcá – La Paila (Conexión Centro) , unida a la doble calzada La Paila- Pereira , a Manizales- Armenia y, a la Manuela-El 41- La Virginia, consolidarán la malla vial del centro del país.