27 de abril de 2024

¿Qué es el mapa de vegetación de Colombia y por qué es importante para la reforestación?

1 de febrero de 2024
1 de febrero de 2024

El mapa de vegetación de Colombia es una herramienta científica que muestra la distribución y composición de las diferentes formaciones vegetales del país, y que es clave para la reforestación de páramos y bosques nativos, según los expertos del Instituto de Ciencias Naturales de la UNAL.

Crédito: Jeimi Villamizar, Unimedios.

Bogotá, 01 de febrero de 2024. Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo, con una gran variedad de ecosistemas y especies vegetales. Sin embargo, también enfrenta graves problemas de deforestación, degradación ambiental y cambio climático, que amenazan su riqueza natural y los servicios ecosistémicos que esta provee.

Para enfrentar estos desafíos, es necesario contar con herramientas que permitan planificar y ejecutar acciones de conservación y restauración de la vegetación nativa, de acuerdo con las características y necesidades de cada región. Una de estas herramientas es el mapa de vegetación de Colombia, un instrumento científico que muestra la distribución y composición de las diferentes formaciones vegetales del país, desde los bosques tropicales hasta los páramos.

¿Qué es el mapa de vegetación de Colombia y cómo se hizo?

El mapa de vegetación de Colombia fue desarrollado por el Instituto de Ciencias Naturales (ICN), de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), junto con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, e institutos como el Humboldt o el Ideam. El mapa se basa en la evidencia científica recopilada durante décadas de investigación y exploración botánica, y utiliza criterios ecológicos, florísticos y fisiognómicos para clasificar y delimitar las unidades de vegetación.

¿Por qué es importante el mapa de vegetación para la reforestación?

El mapa de vegetación es fundamental para la reforestación de páramos y bosques nativos, ya que ofrece información de las especies que deben ser plantadas en cada región, lo cual disminuiría errores a largo plazo y daños en los ecosistemas. Por ejemplo, el mapa permite identificar qué especies leñosas son propias de la parte boscosa de los cerros orientales, como el árbol del canelo (Drimys), el encenillo (Weinmannia) o los gaques (Clusia, Vallea); y qué frailejones son adecuados para los páramos, como el Espeletia grandiflora, también llamado frailejón mayor, y no otras especies como Espeletia lopenzii (frailejón perrito) de los páramos de Boyacá.

El mapa de vegetación también es útil para evitar la introducción de especies exóticas o invasoras, que pueden alterar el equilibrio ecológico y representar un riesgo durante los incendios forestales. Desde las décadas de los 30 y 40, se realizaron plantaciones con árboles que no son propios de estas zonas, como los pinos y eucaliptos, así como otros cipreses, los cuales han repoblado zonas aledañas a Monserrate, pero que no son nativas. Estas especies no tienen una armonía con la situación original, y contienen aceites en sus tejidos o necromasa que termina siendo un combustible rápido.

¿Qué opinan los expertos sobre el mapa de vegetación y la reforestación?

El profesor Orlando Rangel, del ICN, uno de los líderes de la creación del mapa de vegetación, afirma que en aquellas épocas no se tenía el conocimiento y la capacidad tecnológica y científica que se tiene hoy en día, por lo que el trabajo no se hizo de manera adecuada. Pero en la actualidad no hay excusa para ello, y la universidad desde el Instituto y todos sus profesionales tiene la capacidad y el mejor personal para asistir las estrategias de reforestación que se lleven a cabo.

Otro punto clave es que, al hacer mal estos procesos, se corre el riesgo de alterar la capacidad de los ecosistemas para controlar el exceso de gases en el aire como el dióxido de carbono (CO2), un servicio ecosistémico indispensable para mitigar el cambio climático. El profesor Rangel hace un llamado a que no haya “histeria” por eventos que han pasado desde hace muchos años, y que son propios del devenir histórico del planeta. Pero asegura que, “una de las herramientas más poderosas es la pedagogía ambiental, para contrarrestar problemas como la sobrepoblación y los asentamientos, que acentúan los incendios”.

El profesor Rangel recalca que, “el país es uno de los mejores documentados en cuanto a vegetación en el mundo, y el arduo trabajo de descripción y materialización del mapa está al servicio de los entes gubernamentales desde su lanzamiento el año pasado”. Sin embargo, anota, “no se ha logrado que pueda estar al servicio de todos los interesados, y lo preocupante es que, si se sigue dilatando el asunto, la actualización de la información, por ejemplo, lo relacionado con los incendios, va a ser más traumática”.

El profesor Rangel anota que, hay que tener en cuenta que los incendios hacen parte de cambios y fluctuaciones propias de los ciclos en la naturaleza, y que hay temporadas específicas del año en donde se sufren con una mayor intensidad, pero en los casos de la actual crisis (entre diciembre y marzo, temporada de sequía) la totalidad de los incendios son producto de la acción humana.

Además, el profesor Rangel señala que, “hay que entender que por lo menos el 70 % de Colombia no tiene vocación agrícola, esto quiere decir que no se tiene la convicción de lo que representa el recurso de la tierra, y que sus potencialidades son renovables y recargables”. Esto implica que se debe hacer un uso racional y sostenible del suelo, y evitar la expansión de la frontera agrícola sobre áreas de alta importancia ecológica y cultural. “Si se siguieran las instrucciones y la información académica de primera mano que ya se tiene el problema podría solventarse, pues sabiendo qué especies deben ser plantadas en un lugar en donde la vegetación se perdió, la regeneración tendría éxito”, concluye.

¿Qué otros aportes tiene el mapa de vegetación?

Otros aportes del mapa de vegetación son que permite conocer la vegetación de cada región y su distribución a lo largo del territorio, lo cual facilita la planificación territorial, la gestión ambiental, la conservación de la biodiversidad, el ecoturismo, la educación y la investigación. El mapa también muestra las zonas más vulnerables y amenazadas por la deforestación, como los frentes de deforestación del Putumayo (San Miguel) y del Caquetá (San Vicente del Caguán o Florencia), donde se requiere una acción urgente para proteger los bosques de la Amazonía, la región mejor conservada del país.

El mapa de vegetación de Colombia es, sin duda, un valioso recurso para el conocimiento y el cuidado de la riqueza natural del país, y una herramienta indispensable para la reforestación de páramos y bosques nativos, que contribuye a la adaptación y mitigación del cambio climático, y al bienestar de las generaciones presentes y futuras.