De res y de marrano
Definitivamente nuestro fútbol es un mundo de pesadilla que cada nuevo día nos sorprende con un surtido ramillete de opciones, desencantos, posibilidades, fortalezas, entusiasmos y asombros. Del optimismo redivivo provocado por las campañas de Maturana y Peckerman, pasamos a los abismos de la depresión cuando, por ejemplo, los venezolanos, más habituados al béisbol y al juego de bolas criollas que al fútbol, se atraviesan siempre en el fulgurante camino de nuestra selección. Pero es claro que ya estamos habituados a esa montaña rusa de sensaciones. Pero lo que agrega nuevos condimentos a este sancocho deportivo es la variedad de situaciones vergonzosas y hasta delictivas que estrenamos cada semana, cada una más agobiante que la anterior.
Del escándalo de la reventa de boletas en el pasado mundial de Rusia, evento durante el cual algunos hinchas desadaptados nos pusieron en sitio destacado en el escalafón de la infamia y la mala leche, pasamos al desencanto ante la experiencia frente a Japón, luego al optimismo desbordado ente el exquisito juego contra el poderoso equipo de Polonia para finalizar con la frustración del resultado ante los ingleses, donde, como siempre y como malos perdedores, asumimos que, sin duda alguna, el triunfo nos lo arrebató el canalla del árbitro, lo que significó nuestro temprano regreso a casa. Pero lo que la dirigencia del fútbol colombiano nos tenía reservado, ha superado las expectativas más pesimistas y audaces.
Las revelaciones de acoso sexual y abuso en todas las manifestaciones del trato prodigado por parte de algunos entrenadores, patrones y dirigentes del fútbol nacional contra las jóvenes y exitosas futbolistas, destacadas y reconocidas a nivel nacional e internacional por su fulgurante desempeño en los escenarios deportivos de la especialidad, insólita situación que ha originado una avalancha de protestas y manifestaciones de apoyo a las campeonas y de rotundo repudio a las posiciones machistas y alrevesadas de los dirigentes que, para agregar el escupitajo a los insultos, resolvieron acabar de un plumazo con la fuente de las dificultades y decidieron en primera instancia suprimir la liga profesional de fútbol femenino para luego tener que recular ante la reacción de indignación y asombro de todos los colombianos. Y ni colorados se pusieron los discípulos del conocido y “amargo” enemigo de la liga profesional femenina de fútbol por tan estúpida medida y por el “reculantrazo” al que se vieron obligados ante su falta absoluta de sindéresis y al repudio generalizado y unánime de la opinión pública.
Pero lo más aterrador y desconcertante estaba por conocerse y se destapó una nueva olla putrefacta cuando se conocieron los escabrosos detalles del tratamiento que estaban recibiendo los árbitros, respetable e imprescindible comunidad de profesionales, sin cuya preparación, conocimiento de los reglamentos y sentido de la justicia es imposible concebir y alcanzar los conceptos del juego limpio y bien intencionado, valores tan necesarios en un bueno y honesto partido de fútbol. La revelación de algunos árbitros colombianos, del chantaje sexual al que los sometían determinados directivos, a quienes, para darles la oportunidad de ejercer honestamente su profesión, se les imponía como obligatorio peaje, el sometimiento a una indigna y humillante “horca caudina”, como requisito sine qua non para otorgarles la bendición y el visto bueno (buenísimo,,,) para poder llevarse el silbato a la boca. (Me abstengo de decir: “llevarse el pito a la boca”, por su significado francamente escatológico en muchas naciones hispanohablantes del mundo, y eso si que se oiría muchísimo más feo e impresentable de lo que ya es…)
No se por qué, surge en mi memoria un cuplé, originalmente dedicado y cantado a una legendaria y recordada damisela bilbilitana llamada Dolores Peinador Narvión, quien según versiones de los más chismosos de la época, era adicta a las diversiones y además muy popular por ser amiga de “hacer favores”, lo cual, en vez de agradecérsele, como era lo justo, le acarreó una famita desagradable que le era refregada en sus narices con la famosa copla, lo que virtualmente la mató de vergüenza y sinsabores, según relata el mismísimo hijo de la Dolores. Vergüenza que por cierto les ha faltado a nuestros erráticos y alcahuetes dirigentes deportivos y sinsabores que le han sobrado a los amantes del hermoso deporte en nuestro país.
“Si vas a Calatayud,
No preguntes por Dolores,
Pregunta por el marqués,
Que hace los mismos favores,
Pero los hace, al revés…”
LOS INDISPENSABLES CAMBIOS DE MADURO
Ante la evidencia de que las cosas no andan tan bien como lo han sostenido Cabello y su coro de aplaudidores y matones, el gran estadista Nicolás Maduro, ha resuelto amarrarse sus amplios pantalones y ha pedido la renuncia a su extenso gabinete de soldados para adelantar sustanciales cambios y modificaciones a su estrategia de gobierno, con el propósito de enderezar las cargas y despegar definitivamente hacia el firmamento del progreso, la felicidad y la riqueza socialista y revolucionaria. Para eso, su gobierno cuenta con dos mil generales disponibles en su “caja menor” de recursos humanos. Muchos de esos cambios probablemente consistirán en pasar a algunos ministros y directores de un edificio al edificio vecino o del tercero al quinto piso de la misma instalación, con lo cual se estará demostrando la capacidad de gestión gubernamental y la indiscutible autoridad y capacidad de mando del primer mandatario. Por cierto, apuesto a que no sale de su cargo al Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica desde 2015, el general Motta Domínguez, quien en materia de energía eléctrica, recientemente aprendió a distinguir, sacudiéndolo cerca al oído, un bombillo fundido por uno en buen estado.
A propósito, parece que la dinámica de los acontecimientos de los últimos días ha restado importancia a un pequeño gran milagro ocurrido en Venezuela, anunciado al público por el propio presidente Maduro, según el cual, Yalitza, una joven de 18 añitos, aficionada a la política, ferviente revolucionaria y oradora principiante, nació cuatro días antes de que su madre la pariera.. ( ¡! ) lo cual constituye una extraña curiosidad obstétrica que mereciera ser destacada en la literatura y los foros científicos de todo el mundo. Al menos en el inventario y el museo de curiosidades de Ripley.