1 de mayo de 2024

El drama de quienes tramitan pensiones en Colombia

24 de abril de 2012
24 de abril de 2012

A la carta pertenece este párrafo: «Fíjese doctora Silvia Helena que he sobrevivido como periodista a la infamia de los narcotraficantes, recuerda usted que en Armenia nació Lehder, de los políticos corruptos-aquí hay muchos en la cárcel- de los delincuentes de toda índole a los que he denunciado sin temor, pero quién lo creyera ahora usted será la que definitivamente me matará, lo que no hicieron estos indeseables. Esa es la vida».

Su texto es como sigue:

Armenia, abril 23 de l812
(Día del Idioma)

Doctora
Silvia Helena Ramírez Saavedra
Presidenta Iss
Bogotá, D.C. Colombia, Sur América
Ciudad

Doctora, he meditado enviarle esta carta no como derecho de petición, eso en este país  es una burla, solo para comentarle algunas cosas que son de suyo de mi interés más no para el Iss, al que le importa un pepino mi suerte como aspirante a una pírrica pensión.

Va de mi puño y letra a través de esta vieja  computadora que muy gentilmente me prestó un vecino y para hacerle juego a la inoperancia del Iss en materia de comunicación ya que la denominada plataforma y los teléfonos no sirven para nada y cada que le da la gana a esos esperpentos me borran de su listado y me manda al carajo porque al parecer ya me morí.

Bueno, sino me he muerto usted muy pronto me va a matar.

Intenté señales de humo porque me dijeron que ustedes todavía las utilizan como medio de comunicación pero el invierno me impidió meterme en el asunto.

Las mulas de mi abuelo están con aftosa, por eso este correo no se va por ese medio y los Willys de mi tierra solo llegan hasta  La Línea.

Hice una colecta con los gamines de la plaza de Bolívar de Armenia para poner esta carta por Adpostal porque no nos alcanzó para Servientrega.

Cuando tuve la oportunidad de hablar con alguien hace meses por el call center- una deshumanizada máquina tan anacrónica como  su entidad-  me insinuaron, a un vejestorio como yo, que debía viajar a Bogotá al Cab correspondiente para que me digan cómo va el proceso.

Se imagina, su mercé, sino tengo para comer ahora menos para irme hasta la capital.

Es vergonzoso que una entidad de más de ochenta años no haga notificaciones o entregue información en cada una de las seccionales. Pero ya qué, si esto también se acabó.

Ojalá esta misiva  llegue a su despacho cuando todavía no me haya muerto.

Usted ha dicho, su majestad, que máximo 4 meses demora, dado la “eficacia” de su institución, la resolución de una petición formal para pensión. Pues le quiero informar que esto no pasa de ser un eufemismo y un engaño a los pobres viejos que ya no tenemos esperanzas. Mi petición de apelación lleva  meses y meses y meses  y nada.

Cuando la veo en la televisión de la panadería, últimamente son muchas sus apariciones, de inmediato entró en pánico, me genera pesadilla y  debo acudir a la clínica de caridad con sisbén porque me produce crisis hipertensiva.

Después de trabajar por más de 40 años usted puede imaginarse lo que esto comporta para los pobres vejetes a quienes a usted y el Iss les importan un comino.

Investigué sobre su devota condición de cristiana y encontré que usted es hincha furibunda y número uno de la virgen de Fátima, su patrona. Me fui de rodillas  a una vieja capilla del barrio San José, donde le rinden tributo a tan distinguida matrona, a ver si podía interceder por mi ante usted, pero mis oraciones  ante tan divina inspiración  han sido,  como era lógico, infructuosas. A usted, mi querida doctora, no la conmueve ni su más íntima deidad.

En vista de que me falló Fátima y no  tengo más palancas, por lo tanto no he podido acceder a alguna. A lo mejor si fuera ahijado o amigo de Roy Barreras o de su paisano el presidente del Senado, tendría mejor suerte, pero ahora recuerdo que su cucuteño  coterráneo está muy jodido ya que no tiene con qué tanquear sus tres camionetas blindadas. A lo mejor le pido también a los indigentes de El Planchón en Armenia  a ver si le enviamos unos pesitos.

Fíjese doctora Silvia Helena que he sobrevivido como periodista a la infamia de los narcotraficantes, recuerda usted que en Armenia nació Lehder, de los políticos corruptos-aquí hay muchos en la cárcel- de los delincuentes de toda índole a los que he denunciado sin temor, pero quién lo creyera ahora usted será la que definitivamente me matará, lo que no hicieron estos indeseables. Esa es la vida.

Perdone doctora Silvia Helena pero se me acabó la tinta de este computador que me prestó el señor que vende chance cerca de mi cambuche.

Qué Dios y la Virgen de Fátima la sigan protegiendo y que Colpensiones por fin acabe con los pensionados para ver si dejamos de joder.

Gracias.