26 de abril de 2024

El microfútbol femenino también marcha a muy buena velocidad

19 de octubre de 2011
19 de octubre de 2011

Al son de temas como “Las caleñas son como las flores”, “Cali Pachanguero” y “Mi Valle del Cauca”, los casi 3.000 aficionados que colmaron el lunes pasado el coliseo Evangelista Mora, cantaron, bailaron y calentaron la voz y sobre el espíritu, para luego animar a su equipo en la final de la II Copa Postobón Femenina de Microfútbol.
Después de las 11 de la mañana, al ritmo de Sara Angulo, de los goles de Luz Adriana Rendón, de las cabriolas de Astrid Miquilena, de la entrega de Ingrid Jaramillo, y general de la labor colectiva del conjunto, guiado por Mario González y Amparo Maldonado, Cali Un Nuevo Latir les ofreció a sus seguidores un concierto inolvidable.
Inolvidable, pero igualmente armonioso y muy alegre, porque dejó una impronta complicada de repetir y que por supuesto desató una frenética celebración apenas finalizó el último encuentro del año. Las vallecaucanas no sólo se quedaron con el título, sino que además lo hicieron de manera invicta y de ñapa les pasaron por encima a las Cachacas de Bogotá, 8 goles por 1 en la final.
Un fiesta redonda que, de acuerdo con lo que se vio a lo largo del certamen, merecía este final feliz para el quinteto caleño que, además de exhibir un laborioso trabajo colectivo y de contar con una nómina equilibrada, es un ejemplo de organización, que ojalá muy pronto fuera clonado por otros cuadros del fútbol de salón colombiano, tanto femeninos como masculinos.
Resulta que tanto el alcalde de la ciudad, Jorge Iván Ospina Gómez, como el Secretario de Recreación y Deporte, Diego Cardona Campo, conocedores de la materia prima de que disponían y de que el microfútbol cuenta con una numerosa corriente de seguidores en la capital vallecaucana, le apostaron a un proyecto de ciudad con este conjunto.
Entonces con ese respaldo abierto y con la labor de funcionarios como Gustavo Delgado, le mostraron al país que no solamente tenían el mejor equipo, sino al mismo tiempo una estructura sólida en su manejo y, claro, el compromiso íntegro de jugadoras y de un cuerpo técnico serio, para alcanzar un resultado.
Y ese resultado no podía ser otro que la corona de la segunda temporada del fútbol de salón profesional, que además de la enorme satisfacción por la conquista en sí, sirve de aliciente para futuros compromisos nacionales y, ante todo, para una inmensa camada de muchachas y muchachos, que hoy en día sueñan con vivir en carne propia una fiesta tan emotiva como la del lunes pasado en Cali.
Se corrió pues, el telón del segundo torneo femenino, que dejó a un muy justo vencedor, pero igualmente una imagen de seriedad de parte de la División Nacional de Fútbol de Salón, DFS, organizadora del certamen, y de la firma patrocinadora, Postobón.
Fueron 64 partidos, en 3 meses y medio ininterrumpidos de competición, que a la postre indican que si el microfútbol masculino camina a buen ritmo, el femenino no se queda atrás. Además, el deporte colombiano cuenta con una nueva disciplina de conjunto, como para sacar pecho…