Sin la «i»
Sí! Ya se está aplicando la idea genial del presidente Petro para acabar con la ilegalidad. Sí se suprime la “i” en muchos de los que antes eran delitos el problema está solucionado.
Esta maravillosa idea ha sido comentada en todo el mundo, máxime cuando proviene del gran líder de la humanidad Gustavo Petro, presidente de Colombia.
Es una lástima que hasta ahora solamente unos pocos en el mundo se han enterado que en Colombia ya se está dando aplicación a la genial idea de Petro, razón por la cual una serie de conductas, antes calificadas como delitos, ahora han dejado de ser catalogadas como tales. Veamos algunos ejemplos de lo que hasta ahora estamos observando.
Sembrar algún cultivo de droga, no permitida en la legislación, ahora no es delito y quienes la siembren recibirán un subsidio para que dejen atrás el cultivo, pero, en el entretanto, nada le pasará a su tierra, y su cultivo no será objeto de extinción de dominio, tal y como lo establece la ley para aquellos bienes que estén al servicio de un delito.
Secuestrar a los integrantes del Ejército o de la policía, ahora se le llama simplemente retención y puede ejercerse esta acción como un derecho de las comunidades si con ello se busca que un delincuente o un grupo alzado en armas requiere una acción de esta naturaleza para escapar. El solo hecho de establecer que la comunidad ha sido instrumentalizada, les releva de responsabilidades. Este tipo de secuestro ahora es legal. Perdió la “i” antepuesta a la palabra legal.
Si un ciudadano amenaza con un arma, cualquiera que ella sea, a un agente del orden, llámese policía o soldado, su acción está permitida y no es castigada. Eso, porque la conducta penal perdió la “i” antepuesta al término ilegal. También, si acaso a un cualquiera se le antoja rayar con una pintura o aerosol la fachada de su casa o negocio haciendo cualquier garabato, el daño en cosa ajena como en realidad se cataloga esa acción ya no es ilegal, pues perdió la “i” según algunos jueces. Desde luego, porque no pintaron la fachada de su casa. Y, por haber perdido la “i”, las autoridades no pueden detener o impedir este acto de vandalismo. También, como consecuencia de la doctrina para acabar con la ilegalidad, ya está permitido el cerrar las vías e impedir la movilidad peatonal o motorizada para, con tal proceder, llamar a las autoridades sobre cualquier asunto en el que, los que cierran el paso a su arbitrio, tengan interés. Los demás que se frieguen y tengan calma, porque esa actividad es pacífica, así viole los derechos de los demás, pues está permitida hoy. Ya no es ilegal.
Ahora, de conformidad con las nuevas tendencias, usted puede cubrir su rostro, es decir, encapucharse para evitar ser identificado y de esa manera asaltar a los ciudadanos y encubrir toda clase de salvajadas, dada la imposibilidad de exigirle posteriormente responsabilidades de su actuar, individual o de grupo. De esta manera, la protesta “social” da lugar a toda clase de desmanes. En este caso, la “i” aparece respaldada por la inacción de las autoridades y el respeto a los derechos humanos de quienes son considerados defensores de la sociedad con su accionar encubierto de esta manera.
Y, como si fuera poco, la “i” también se perdió para las acusaciones que desde la tribuna hace el mismo presidente, cuando desde allí condena, señala e incita a la población a atacar, destruir y hasta a matar a quienes considera, según su particular juicio, responsables de lo que a su antojo se encuentre en su diatriba. Así, señaló a Miguel Uribe de ser el nieto de un presidente que encarceló a 10.000 ciudadanos. Las consecuencias son evidentes. Igualmente ha señalado a Paloma Valencia, nieta de otro presidente, como responsable de los 6.200 falsos positivos. ¿Qué espera de ese señalamiento Petro? Y, como si en Colombia no hubiera problemas, ahora Israel y Hamas ocupan lugar en las arengas revolucionarias que desde la casa de Nariño incitan a los ciudadanos a tomar justicia por sus propias manos y atacar a los que sindica Petro a su antojo, razón por la cual las oficinas de la ANDI fueron objeto de ataques por parte de sujetos para con los cuales sus acciones de destrucción están cobijadas por la inexistencia actual de la “i”. La misma “i” que también Petro ha eliminado para sus acusaciones irresponsables, radicales y divisorias de la sociedad.
Acaso señor presidente: ¿Los empresarios no pueden comerciar libremente sus productos? ¿Deben pedirle permiso a usted que no ha trabajado en su vida, para hacer industria, con quien hablar y entenderse?