Última vez
Esta semana fue la última vez que Petro habló en la Asamblea de la ONU. Como era de esperarse de él, el líder mundial de la vida, de la vida en las estrellas en donde él la ha sembrado, se refirió a la vida y sobre todo a lo que los demás hacen en contra de la vida, olvidando, como es de uso, lo que en Colombia se sucede y asignándole a otros los procesos que en el mundo se dan y planteando las tesis que ha venido estableciendo sobre el fin, el colapso de la humanidad.
Para empezar, citó la guerra en Gaza y el magnicidio que Israel viene cometiendo con los palestinos. Eso, sin mencionar que de parte y parte se ha incurrido en excesos, ninguno justificable desde luego, pero que no pueden ser valorados superficialmente. Allí, en la balanza, ni el uno ni el otro puede ser absuelto con ligereza, máxime cuando la mentalidad ancestral de ambos pueblos nos es para los occidentales extraña y en veces incomprensible.
Desde luego qué, en su discurso, Petro omitió hacer anotación alguna a lo que se sucede en Ucrania. No! Para él el conflicto Rusia Ucrania no existe y los muertos de ese lado del planeta no cuentan en su siembra de la vida. Hasta allí no llegaron las estrellas del firmamento.
Y, como la oportunidad no podía perderse, su teoría del daño del petróleo a la humanidad por sobre el daño que le hace la cocaína a población, no tiene punto de discusión, razón por la cual su compromiso se mantiene firme en que hay que erradicar el combustible fósil. En ese campo, Colombia contribuirá con la no exploración de petróleo, pero hará mutis con la droga así produzcamos el 70% del volumen total del mercado. Ese problema de los alcaloides es solo problema de los gringos y de los europeos. La humanidad es otra cosa.
Ah! Y como no olvida sus orígenes al margen de la ley, lanza un salvavidas a los jóvenes del Clan de Aragua, jóvenes que no son criminales y solo buscan oportunidades en las actividades que desarrollan. Hay que salvarlos, no estigmatizarlos como lo hace Trump. De paso, los ataques de Trump en el Atlántico a los traficantes de drogas, son actos de guerra, guerra mal concebida por los americanos, pero guerra que cerca a Venezuela, país amigo y gobierno al que hay que defender.
Así todo con la mayor diplomacia, según sus criterios, el presidente de Colombia, el presidente descertificado clama por una denuncia penal contra Trump, su enemigo de hoy. Su enemigo externo y enemigo de Colombia, a quien no le compraremos más armas. Eso sí, no le devolveremos los helicópteros que nos prestan para la lucha contra las drogas, lucha que va viento en popa con la erradicación voluntaria lo que ha permitido que el área sembrada ya alcance las 300 mil hectáreas. Y descertificado y todo, como presidente que puede mostrar que se ha incautado cocaína como no lo ha hecho antes ningún gobierno. Eso sí, olvida que antes se incautaban 45 kilos de droga por cada 1000 kilos producidos. Hoy, con el aumento de la producción, solo se incautan 25 kilos por cada 1000 kilos producidos. En esas cuentas, a Petro si le funcionan las “matemáticas cuánticas”.
Al final, el líder redentor de la humanidad, recibe los aplausos de sus seguidores y admiradores, cosa que le hincha el pecho y le llena de orgullo. En tanto, el mundo lo ve como lo que es: Un simple fanfarrón y busca pleitos. Sí! Como el truhan que defecaba sobre la humanidad de sus víctimas secuestradas y hoy pretende hacer lo mismo sobre la humanidad que dice defender.
Manizales, septiembre 25 del Tercer Año del Régimen.