28 de marzo de 2024

El acomodo de los congresistas

4 de junio de 2022
Por Álvaro Rodríguez Hernández
Por Álvaro Rodríguez Hernández
4 de junio de 2022

En el escenario multicolor, los Congresistas – en un alto volumen – han corrido a buscar nido.

Se sienten solos, desorientados, perplejos. Muchos de ellos han tenido 3 y 4 candidatos a la Presidencia y han cambiado de plumaje. La baraja es distinta.

Van de agache. Pasan la vara por debajo sin complejo alguno. Casi que con listón para que la gente que esté en gradería no los vea abajo.  Muchos prefieren puerta giratoria que los lance al vacío y terminen dando vueltas para salir – muchos de ellos – con la exclamación que hace tanto, le escuchamos: ¡ganamos!

Con cara y con sello y con la quede dando vueltas en el aire. Da igual. Con la que se va por la alcantarilla o se desliza por el tobogán en la suerte alquilada. Muchos de ellos, en palco.

En Risaralda, no hay un ejemplo. Hay varios. Uno de ellos, el aterrador acomodo dictado por cierto empresariado, que impidió que uno de sus pupilos, cayera de bruces en ese mimetismo. En el camuflaje electoral. Y, el hombre ahí. Exultante. Posando de inteligente.

Comprando  boletos para una función a la que nunca quisieron ir.

En la licuadora electoral, quedan con burbujas en medio del ruido. En esa espiral mentirosa que tiene la potestad de difuminar el brebaje de los partidos con menos ideología y más a la personalización electoral.

Para muchos de ellos: es lo mejor que les pudo pasar dejando atrás sesgos, y para no sufrir de inclinaciones perversas, melifluas, que les de dolor de columna. Otros colocaron – con un equilibrio desgastado – pie en distinto estribo. En sala de belleza distinta con glamour recogido.

Estuvieron en la cuerda con un malabarismo seco: tirando gente allá y acá. A eso lo llaman astucia. Inteligencia electoral y no bribonada.

De los triunfadores, de los que están arriba, poco conocerán de sus programas de gobierno. De ideas confusas que no son las de ellos, pero que por el simple – vergonzoso- acomodo engullirán como el que se come una hamburguesa. A dentelladas limpia.

Y, está bien. Jugaron a la ruleta y perdieron. Unos se volverán de este lado y del otro. Del más acá y del más allá. Pasarán sin que les exijan un voto responsable, rigor político, de resultados y no de brillantes acomodos.

Jugarán con camiseta prestada. Esperando que el árbitro de siempre, los empuje para otra contienda con público distinto. Para esa oportunidad, tendrán uniforme nuevo. Sin lavar y oliendo maluco.

Cada vez- muchos de ellos – sin pasar el examen.

Por eso, la democracia está picha. Por eso, los partidos tienen nombres, pero no ideología. En el aviso hay un letrero grande: ¡se vende!

En muchas elecciones – a lo largo de lo que antes era el frente nacional y hoy la desinstitucionalización de los partidos – ¡se compran!

Tendrán vestido nuevo y muchos de ellos, van a una fiesta que no les pertenece. Es el acomodo de los Congresistas. No tienen pareja.

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