Elijamos un buen Congreso
Las circunstancias actuales nos obligan a elegir este 13 de marzo un Congreso de excepcionales condiciones, que sirva de muro de contención a los desbordamientos el día de mañana de un poder ejecutivo, poco respetuoso de los mandatos constitucionales, poniendo en evidente peligro la estabilidad institucional. Hoy más que nunca requerimos elegir un poder Legislativo que, en completa armonía con el Ejecutivo, garantice el respeto por la propiedad y la iniciativa privada. Nunca antes la fortaleza de nuestro sistema había estado rodeada de tan preocupante grado de incertidumbre como el que hoy vivimos, pues, a 83 días de las elecciones presidenciales, lo único claro que tenemos es que, para la segunda vuelta, de no suceder nada extraño, tendremos a Petro como el candidato de la coalición de izquierda conocida como el Pacto Histórico, enfrentado no sabemos a quién, ya que ningún otro exhibe las credenciales necesarias para concurrir con posibilidades claras al certamen electoral. Igual a lo ocurrido en las elecciones anteriores, volveremos a votar en esta segunda vuelta, no por quien queremos, sino en contra de. Estamos ante el inevitable retorno de la disputa electoral, izquierda o derecha, planteada en el 2018. De ahí la urgencia mayúscula de elegir un Senado y una Cámara que frenen las iniciativas populistas que tanto daño causan al desarrollo del país. Un Congreso que estudie con seriedad y conocimiento una gran reforma tributaria, profunda y estructural, que sin tocar la clase media, financie a los más vulnerables, a los que perdieron sus empleos, a los jóvenes que quieran educarse, a los informales que requieren de un mínimo recurso para sobrevivir, a la mediana y pequeña industria y, por fin, mire al empobrecido campo colombiano, dando el apoyo necesario al productor y campesino, poniendo en marcha urgentes proyectos agrícolas financiados con el desmonte de muchos de los beneficios que hoy contempla la ley de crecimiento, generadora de recursos en cabeza de los más pudientes sectores económicos. Un Congreso que luche contra la evasión fiscal, la corrupción y el contrabando, dándole más instrumentos y dientes a la DIAN para obtener los recursos adicionales que, de sobra y por altísima cuantía, por este concepto se pierden. Un Congreso que entienda que una gran reforma en este campo, debe responder a una política tributaria y económica coherente y no a una necesidad coyuntural de recaudo. Se impone acabar con el abuso en los gastos tributarios como las exenciones, deducciones y descuentos, beneficiando a unos pocos y haciendo un enorme daño al sistema en términos de eficiencia, equidad y simplicidad. Atraer la inversión extranjera y coadyuvar en la creación de empleos de calidad. En fin, una tarea inmensa que solo con congresistas juiciosos y creativos, dispuestos a servir con profesionalismo, dedicación y honestidad, integren este nuevo Congreso. De ahí que la llegada de un hombre como Humberto de La Calle Lombana al Senado, con todos los pergaminos ganados en su largo trasegar por la vida pública, con probada solvencia moral, sería cuando menos un reconocimiento a los servicios prestados al país y coronados con una nueva entrega, en momentos en que bien pudiera dedicar estos años, a la reflexión y al descanso. Igual, invito a las gentes todas de mi Departamento a depositar su voto para la Cámara de Representantes, por un hombre joven, disciplinado y constante en el servicio; Juan Carlos Rivera Peña, en la seguridad de que ese voto será una honesta decisión en favor de Pereira, Risaralda y Colombia.