Honores a la Policía del Risaralda
La situación de la Policía del Risaralda, no deja de ser paradójica en tiempos de crisis. Siempre.
Igual, que la querida Defensa Civil, vista desde aristas diversas.
De ambas nos acordamos siempre con el peso y la intolerancia de quienes ven en ellas, instituciones sujetas al escarnio fácil y al populismo doméstico. Vilipendiadas. Ni lo uno ni lo otro.
Los códigos de la Policía ven en esta – con mayúscula y sin lugares a reparos – una organización puesta al servicio de la convivencia. Para el ejercicio de los derechos y libertadas públicas y para que convivamos en paz. Una misión intacta de una democracia estable. Que responde ante el cambio social, ahora como resultado de las transformaciones estructurales, estimadas en su propia visión.
Como en muchos ejemplos a lo largo de su historia, sus principios y valores siguen firmes, incólumes.
He visto trabajar como nunca, contra la propia vida, a sus uniformados. En calles, caminos, carreteras, en zonas céntricas, al lado de la Estación policial, en vías donde el peligro llega y en lugares apartados donde el enemigo se agazapa y embosca.
Los mismos seres humanos a los que descalifican dentro de las imperfecciones naturales del ser humano. Como a la querida Defensa Civil. Prestos al menor error para caerles encima. Hoy este escrito es de reconocimiento. De un honor limpio. Ganado.
Por eso, Honor a la Policía del Risaralda. A la Defensa Civil.
A los señores oficiales José Daniel Gualdrón, Comandante del Departamento Policía Risaralda; al Comandante de la MEPER, Juan Carlos Morales Castro y al Brigadier General, Fredy Alberto Tibaduiza Niño. Pero de manera especial, a estos, sí HERÓICOS uniformados en fila, que luchan no ajenos a la pandemia, al dolor y al drama contra la intolerancia. Es la institución viva. Valiente. Valerosa.
La que establece controles y disuade, la que acompaña a las autoridades sanitarias, la que imparte prevención e información sobre la Covid -19 en diferentes barrios y lugares de Risaralda, la que establece seguridad en puntos críticos, la que usa la tanqueta del ESMAD – que nadie reseña – para limpiar y desinfectar la Central Mayorista.
Igual, que al abogado, Alfredo Muñoz que con voluntarios de la Defensa Civil, recorre Risaralda con la entrega de ayudas humanitarias en los municipios por mandato de alcaldes y organizaciones de la sociedad civil.
Honores a ellos. Instituciones que merecen siempre nuestro respeto.
Ellos, solos, se lo han ganado con su ejemplo, arrojo y valor.