28 de marzo de 2024

La economía circular tiene la clave.

13 de diciembre de 2019
Por Armando Rodríguez Jaramillo
Por Armando Rodríguez Jaramillo
13 de diciembre de 2019

En los últimos años cada vez más se habla de sostenibilidad en un mundo que demanda cambios en sus sistemas de producción, mejoras en los niveles de bienestar y equilibrio en los ecosistemas. Iniciemos por reconocer que formamos parte de un planeta caracterizado por ciclos bióticos y abióticos en equilibrio dinámico que son la fuente de todos los recursos necesarios para nuestras vidas, por lo que sus relaciones deben ser interpretadas, entendidas y respetadas para no causar daños ambientales, a veces irreparables.

Sin embargo, nuestras actividades productivas requieren de forma creciente recursos (materia prima) y entregan gran cantidad de residuos contaminantes que causan enormes tensiones en el ambiente. Esto hace que nuestra relación con el medio sea cada vez más compleja afectando las demás formas de vida del planeta. De ahí que no es viable que las empresas continúen trabajando como lo vienen haciendo por lo que es necesario que incorporen la sostenibilidad en su propuesta de valor y en sus planes de negocio.

Desde la Primera Revolución Industrial (siglo XVIII) la forma tradicional de producir se basa en un modelo de economía lineal que consiste en tomar, hacer y disponer, es decir, tomar recursos como materia prima, transformarlos en productos o servicios, usarlos y desecharlos en vertederos. De ahí que la economía circular propone un nuevo sistema empresarial con mayor armonía entre los materiales, los recursos y las formas de utilizarlos. A esto se le llama sostenibilidad y se expresa en el necesario equilibrio entre las dimensiones social, económica y ambiental para producir sin alterar en demasía el entorno y sin agredir drásticamente las capacidades de resiliencia de la naturaleza.

De forma que, con base en estas tres dimensiones, a través de la producción de bienes se origine capital social, económico y natural. Capital social considerado como empresas que generan bienestar a la comunidad en términos de empleo, calidad de vida, salarios dignos, desarrollo y progreso. Capital económico referido a la riqueza, a la generación de valor a través de la venta de productos o servicios que se debe transferir a la misma empresa y a los accionistas e inversores. Capital natural alusivo a los recursos bióticos o abióticos del entorno y que las empresas deberían multiplicar. Entonces, una empresa es considerada sostenible cuando trabaja de forma simultánea en estas dimensiones, no solo en la económica.

Total que la economía circular es un concepto que interpreta la forma en la que la naturaleza desarrolla sus procesos, pues en ella se dan ciclos sin generar residuos ya que todo se reincorpora. Es adoptar un modelo económico donde todo gire entre los materiales que se usan. A diferencia de la lineal, la economía circular propende por regenerar la capacidad del sistema sin que los recursos pierdan valor, evitando tomar de forma recurrente materias primas del medio. Esto es posible alcanzarlo si desde el diseño del producto se prevé cómo hacerlo para lograr sostenibilidad. Es generar abundancia, pero rompiendo con el paradigma que abundancia es usar y botar, por lo que la economía circular diferencia entre el ciclo biológico y el ciclo técnico.

Estamos ante nuevas realidades donde los residuos se les consideran recursos. Hay que pensar en la diversidad de la naturaleza, en los sistemas bióticos y abióticos que la definen y en los costos reales de utilizarlos teniendo en cuenta el valor que para el sistema tiene un determinado material. Esto nos lleva a considerar el principio de la Cuna a la Cuna (Cradle to Cradle) que nos propone el desarrollo de materiales sanos y reutilizables, energías renovables, manejo responsable del agua y justicia social como un valor agregado a la sociedad. Se fundamenta en diseñar productos y materiales reutilizándolos perpetuamente a través de metabolismos biológicos y técnicos sustituyendo el concepto de residuos por el de alimentos en la naturaleza, preservando la diversidad como elemento esencial para mantener la capacidad de resiliencia del entorno.

Otro concepto que contribuye a estos propósitos es la biomímesis, ciencia innovadora que se inspira en la naturaleza y se enfoca en el estudio de las mejores ideas de ella para luego imitar estos diseños y procesos con el fin de resolver problemas humanos. Esto se expresa en el estudio, por ejemplo, de cómo una hoja usa energía solar para hacer fotosíntesis y el diseño de una célula fotovoltaica para transforma la luz solar en energía eléctrica.  Es ver y valorar la naturaleza, apreciándola no por lo que podemos extraer de ella, sino por lo que podemos aprender del mundo natural.

Publicado en la Edición 65 (oct – dic. 2019) de la Revista Dimensión Económica

 

 

@arj_opina