29 de marzo de 2024

¿Cómo motivar a las personas en su actividad laboral?

2 de mayo de 2019
Por Jorge Iván Duque Cardona
Por Jorge Iván Duque Cardona
2 de mayo de 2019

La celebración del Día del Trabajo me motiva a escribir este artículo. Y a reflexionar sobre cómo se debe motivar a las personas en su actividad laboral. Lo primero que en este sentido uno debe decir es que el trabajo no se debe calificar como una imposición sino como una oportunidad para poner en práctica los conocimientos que en la vida se obtienen, bien los que se adquieren con la formación universitaria o los que se consiguen practicando algún oficio.

La Universidad Politécnica de Catalunya programa con alguna regularidad un curso de formación bajo el nombre “El liderazgo en las organizaciones: guía para el autodiagnóstico y desarrollo de estilos directivos”.  ¿Qué le enseñan a quiénes se inscriben en este curso? Desde luego, muchas cosas sobre cómo ejercer liderazgo. Pero profundizan en la motivación personal enfocada a las empresas. Es decir, enseñan cómo en la actividad laboral se debe motivar al personal.

La motivación laboral es calificada como la capacidad que tienen las empresas para “mantener el estímulo positivo de sus empleados con relación a las actividades que realizan” para llevar a cabo los objetivos de la empresa. Como es lógico, esta tarea no es fácil. Se necesita tener la convicción de que motivando a los trabajadores no sólo se alcanza un ambiente laboral amable sino también un mayor rendimiento. El trabajador motivado es más productivo. Siente que la empresa a la cual presta sus servicios se preocupa por capacitarlo.

Un teórico de la motivación, el profesor Camilo Cruz, mexicano él, sostiene: “Una política que favorezca la motivación no tiene por qué venir siempre acompañada de exigir un mayor rendimiento. El desempeño de una persona es el resultado no sólo del entusiasmo que ponga en el trabajo, sino también de sus capacidades o habilidades”. Este concepto debe revalorarse. La motivación en las empresas si busca mejorar el rendimiento, incentivando a los trabajadores a mejorar la producción.

Los especialistas en recursos humanos son personas convencidas de que al trabajador hay que motivarlo para que rinda en el desempeño de sus funciones. Para convencer a los jefes de que es necesario implementar programas de motivación al interior de las empresas ponen en su conocimiento diez prácticas esenciales para motivar. A algunas me voy a referir en los siguientes párrafos.

Los motivadores profesionales hacen énfasis en que el sueldo no es todo. Para ellos una justa retribución económica es importante. Sin embargo, aseguran que esa es sólo la base para mantener motivado al personal de una empresa.  Parten de la premisa de que hay que tener a la gente en el puesto justo para sus competencias laborales. Si alguien es capaz de desarrollar tareas mayores no debe ubicarse en un cargo donde su única responsabilidad sea enviar correos.

Unas de las prácticas que recomiendan los motivadores es la de decirles a los trabajadores qué espera la empresa de ellos. Hay que hablarles sobre los resultados que se esperan de su trabajo. Y si se nota que el rendimiento no es óptimo, preguntarles qué les sucede. Hay ocasiones en que los trabajadores llevan sus preocupaciones a la empresa. Y si tienen problemas graves para resolver, es seguro que merman su rendimiento. Es necesario dialogar para conocer las angustias que afectan su desempeño.

No hay nada más halagador para un trabajador que recibir una felicitación por su buen rendimiento laboral. Este es una de las cosas que deben ponerse en práctica en las empresas. Si un jefe le reconoce a un empleado lo bien que está haciendo las cosas lo motiva a que cada día lo haga mejor. La gente necesita una palmadita en la espalda para sentirse estimulado. No le cuesta nada a un jefe hacer sentir importante a alguien que hace parte de una familia: la empresa.

El trato con respeto, las oportunidades para crecer como persona, la confianza depositada, el reconocimiento a lo que se hace, la capacitación personal, el ambiente amable dentro de una empresa, las actividades lúdicas y el compartir experiencias son prácticas que conducen a que los trabajadores piensen más en el crecimiento de la empresa. Los estímulos a quien hace las cosas bien despiertan en sentido de pertenencia.