11 de mayo de 2025
Óscar Domínguez


Era la época en que en las familias las mamás soñaban con tener, mínimo, un cura en casa. Y si llegábamos a papas, mejor. En ese sentido fui un proyecto de pontífice sucesor de Pedro.


Si se piensa adjudicar una orden de Boyacá en urbanidad, habría que empezar por Versalles, que durante décadas ha recibido turistas y pasajeros en la sala.


Para Echeverri, ejecutivo de lavar y planchar, la patria empezaba en su casa, con su esposa, Marta Inés, sus hijos y nietos. El padre y abuelo dejó salir sus calidades de maestro y les escribió cartas que son certeras hojas de ruta.


Podrían cobrar entrada al municipio para que cristianos y ateos de todos los pelambres mejoren su prontuario con su niebla, pariente rica de la neblina.


Juan Camilo, de tres años, le pregunta a su mamá por la razón de su gordura. Ella le dice que tiene un hermanito en su barriga. El niño vuelve a la carga: ¿Entonces cuántos hermanitos tiene la de mi papá?


Hay una época de nuestra vida en la que somos inmortales y geniales sin excepción: la niñez. Con una frase somos capaces de cambiar el curso de un río. Y ni cuenta nos damos.


Debe su vocación literaria a las tempranas lecturas que le hacía su padre, don Alfonso. Así empieza el libro mencionado: “En uno de mis recuerdos infantiles más remotos, yo tengo cuatro o cinco años.


Abril es la tierra prometida de los libros. En su jurisdicción de segundos celebramos el Día del Idioma, hoy 23. Este día murió Cervantes. Shakespeare, todavía más detallista, nació (1564) y murió (1616) en la misma fecha.


Como todo argentino, Francisco es de beso fácil. Ser argentino es sinónimo de besar. Hasta los hombres se saludan de beso. En Colombia haces eso y te miran maluco.


Me gusta porque se puede “maridar” con chocolate, café, agua, vino, jugo; porque se deja acompañar de arepa o pan, y se le puede vaciar un frasco de salsa de tomate y sabe mejor.
