4 de julio de 2022
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina
Óscar Domínguez


De humilde pero altiva cama-cuna tolimense, el infatigable empresario y presentador de televisión Jorge Barón arrancó desde abajo. Sin padrinos, sin lazarillos, sin cirineos, pero con hartas ganas de salir adelante en la vida, como dice las mamás. Desde el frío sótano de los n.n. se trepó al hall de la fama y allí se amañó.


La primera señal de cambio el domingo de elecciones consistió en que no permitieron lagartos en la tarima principal, ocupada por familiares de Petro y su lúcida telonera caucana, Francia Márquez.


Hace unos días conté la historia de la paloma que fue agredida por un perro que por poco la mata. Pero un buen samaritano, Ramiro Gómez, activista de la causa de los animales, la recogió y la llevo al Centro Veterinario Zoogranja, del municipio Itagüí, donde un grupo de médicas la operaron y le salvaron la vida.


Decía la madre de Serrat que uno es de donde comen sus hijos. Los nuestros comen en USA y Australia. Ante la ausencia de Colombia en el mundial de Catar por abundancia de escasez de fútbol, como diría Cantinflas, haré fuerza por estos seleccionados.


En la misma fecha, 20 de mayo, el mundo celebra el día de las abejas y de los borrachos. Qué pena con las abejas que han contribuido a la seguridad alimentaria del mundo desde un semestre antes de la invención del reloj.


Si el padre Astete nos acompañara en esta era digital, cambiaría el orden a los pecados capitales en su catecismo y empezaría por la pereza. La cibermodernidad nos volvió perezosos. El computador nos cuela el aire. Solo le falta relevarnos en faenas como ver pasar el viento, perdonar, u olvidar, que alivia más.


Levantada temprano, tinto, lecturas y desayuno con huevo de dos yemas. Y los que “construyen país” votando. Lo hice por Sergio pero la casquivana urna le sonrió al santandereano Hernández.


La paloma de Rafael Alberti, de Puerto de Santa María, España, se equivocó: por ir al norte, fue al sur, creyó que el mar era el cielo, que la noche, la mañana. La paloma de Ramiro Gómez, de Itagüí, Colombia, también se equivocó en materia grave y en lugar de regresar al viento, su morada, se distrajo en el parque del municipio en busca de alimento.


Me he volteado tanto en esta campaña que ya me da pena mirar a los ojos a Isolina, la señora que nos vende los aguacates para el almuerzo. Primero pasé de De la Calle a Alejandro Gaviria, escépticos de la primera línea. En la última vueltacanela política fui caí con mis huesitos en las filas del matemático Fajardo.
