11 de octubre de 2025
Columnistas


Martín esbozó su sonrisa cuándo con mucho cuidado limpiar sus anteojos nuevos, símbolo de un cambio importante en su vida, nueva ciudad, nuevo colegio, nuevos anteojos, pensaba que dejaba atrás los días de maltratos, de bullying del anterior colegio.


Las circunstancias actuales nos obligan a elegir este 13 de marzo un Congreso de excepcionales condiciones, que sirva de muro de contención a los desbordamientos el día de mañana de un poder ejecutivo, poco respetuoso de los mandatos constitucionales, poniendo en evidente peligro la estabilidad institucional.


En días anteriores tuve la oportunidad de leer un artículo del Sr. Julio Hernández, Gerente de la empresa Ocaproin Ltda. en el cual invitó a sus lectores a montar una empresa y hace algunas reflexiones sobre los deberes que esto implica. Él, me ha motivado a escribir sobre el tema e invitar a emprendedores que deseen crear su propia empresa, empleados y público en general, a reflexionar sobre la misión que desarrollan los empresarios para mantenerlas vivas, así como la importancia de las mismas en varios aspectos, principalmente en la generación de empleo.


El 8 de diciembre de 1991 Mijail Gorbachov anunció la disolución de la Unión Soviética y después de este colapso Rusia permaneció muchos años sin recuperarse, debido al tremendo daño causado por políticos sagaces y oportunistas como Boris Yeltsin, que prepararon el terreno para la llegada de ese estamento social llamado la lumpen oligarquía.


Este 13 de marzo se darán cita los colombianos para ejercer su derecho y el deber, como lo consagra la Constitución Política, de sufragar en los comicios para la elección de 108 senadores y 188 representantes a la Cámara. Son 2.835 los aspirantes a ocupar una curul, inscritos por 25 colectividades entre coaliciones, movimientos y partidos políticos.


Era yo un niño, estudiante de primaria en el Colegio de Cristo de Manizales, que regentaban los hermanos maristas en el Parque Fundadores, lo que hoy es el Colegio Isabel la Católica, cuando al pasar por los establecimientos públicos del centro de la ciudad, como el Parnaso, café Adamson, Bar Champion, Covadonga, Zoratama, entre los muchos tangos, rancheras, boleros, escuchaba una canción de Enrique Alessio y Reinaldo Yiso.


A comienzos de este año me di a la tarea de localizar en Ibagué, en el viejo cementerio de San Bonifacio, la tumba donde reposan las cenizas de Germán Pardo García, fallecido en Méjico el 23 de agosto de 1991, y llegadas a Bogotá el 25 del mes siguiente.


Es el interrogante que, inevitablemente, muchísimos colombianos nos vamos planteando, ante los delirantes desafueros de la malhadada corte constitucional. Cuando uno podría pensar que ya llegaron al extremo de su insania, un nuevo paso de los togados enceguecidos que la componen vuelve a aterrarnos, una nueva de sus aberraciones aparece para pisotear toda moral, todo principio, todo valor.


Lo primero que se debe decir es que una emergencia llega cuando menos se espera y que finalmente, por muy capacitados que estemos para atenderla, nunca vamos a terminar de estar preparados para recibir sus efectos, que pueden llegar a ser devastadores.


Faltan siete días para que los colombianos salgamos a ejercer el derecho al sufragio, mediante el cual elegiremos a los congresistas para un período de cuatro años. Y de contera, participemos en la escogencia del candidato de una de las tres coaliciones que señalaron el mecanismo de la consulta, para indicar quien habrá de representarlas en la contienda presidencial del próximo 29 de mayo.
