11 de octubre de 2025

La borrasca de mayo

5 de junio de 2024
Por Jairo Londoño Franco
Por Jairo Londoño Franco
5 de junio de 2024

Yo creía que las borrascas solo se producían en los ríos crecidos. Hasta que un día, el almanaque Bristol, que consultaba el campesino ‘letrado’ de la finca vecina, nos advirtió: ‘Coloquen la cruz de mayo frente a la casa, porque esta semana viene la borrasca de mayo’. El río quedaba algo retirado, así que me entristecí al pensar que no la vería. Sin embargo, el diez de mayo de ese año (1947), que coincidía con el día de mercado en el pueblo y mi padre estaba ausente, don Luis, el mencionado vecino, llegó apresurado a nuestra casa para avisarnos que la borrasca de mayo se estaba formando. Y añadió que tenía que ocurrir hoy, ‘día de los araganes’. Yo no sabía que los perezosos tenían un día internacional declarado, le dije. Entonces nos aclaró que se refería a unos tabacos perfumados con aceite de almendras de argán, un árbol que crece en Marruecos.

Una hora más tarde, el cielo se cubrió de nubes negras, presagiando lluvia. Las gallinas, más perspicaces que nosotros, se refugiaron en el gallinero y el ganado se echó sobre el pasto. Nos preparamos para presenciar el espectáculo. La rama de un guano pasó volando sobre la ramada, y un pino que adornaba el patio delantero se tumbó, al igual que el ganado. Cinco tejas de barro del techo cayeron hechas añicos y el viento formó un remolino ascendente, llevándose la ropa tendida en un alambre hacia las nubes negras, que ahora parecían ruedas sueltas en el cielo. Todo duró solo un instante, pero reparar los daños causados tomó más de un mes, hasta junio, cuando los vientos suaves nos permitieron elevar cometas de papel. La borrasca de ayer en el norte de Cali me transportó a mi infancia y sentí más miedo que cuando era niño.