29 de marzo de 2024

El aquelarre

Por La Bruja sin Escoba
13 de noviembre de 2022
Por La Bruja sin Escoba
13 de noviembre de 2022

El monumental oso del alcalde.  Nuestro querido alcalde nos dejó en ridículo. Manizales es hoy el hazmerreír de Colombia. «Son cinco mil manizaleños los que tienen hoy la oportunidad de formarse gratis en inglés, gracias a la alianza que acaban de suscribir la Alcaldía de Manizales y la República de Liberland», decía el comunicado oficial. Y agregaba: «El cónsul de ese país europeo, Randy Thompson, firmó, junto con el alcalde de Manizales, Caros Mario Marín, un memorándum de colaboración para establecer relaciones diplomáticas mutuas y poder realizar futuras negociaciones». No resistí la tentación de subrayar lo de las relaciones diplomáticas: ¿desde cuándo un municipio colombiano puede establecer relaciones diplomáticas con otro país? Se debió sentir muy importante Marín, actuando como ministro de Relaciones Exteriores de la República de Manizales. ¡No hay derecho!

Pero lo peor no son las ínfulas cancilleriles de nuestro burgomaestre. Lo peor es que la República de Liberland es simplemente un chiste. El supuesto cónsul Randy Thompson, con quien se firmó el documento, no es cónsul ni es nada. Una simple mirada a Google le habría dicho a nuestro alcalde, y a su despalomado cuerpo de asesores jurídicos, que Liberland –yo diría más bien Liberlandia, en la lengua de Cervantes, y así lo haré en adelante–, cuyo nombre completo en serbio es, Слободна Република Либерланд,  en croata, Svobodná Republika Liberland, y en inglés, Free Republic of Liberland, es la creación de un gracioso ciudadano checo llamado  Vít Jedlička, quien descubrió que en la definición de límites entre Serbia y Croacia, países separados por el río Danubio, quedaron en la frontera, sin asignar, unos pequeñísimos espacios que, o no fueron reclamados por ninguno de los dos países, o lo son por ambos a la vez. Entre los primeros se encuentra un lotecito triangular de 7 kilómetros cuadrados, algo así como setenta manzanas, donde no hay ciudades ni habitantes y solo existe una casa abandonada. A Jedlička le pareció una gran idea reclamar la soberanía de ese terreno y proclamar su independencia, lo cual hizo con su novia y un par de amigos el 13 de abril de 2015. En mayo siguiente, Croacia bloqueó el acceso al terreno y asumió la administración del área. El ministro serbio de Asuntos Exteriores ha declarado que el asunto es frívolo y que el «nuevo Estado» no tiene efecto alguno sobre la frontera serbocroata delineada por el famoso río, ese Danubio que solo es azul en el vals de Strauss. Mientras tanto, Croacia ha manifestado que se requiere un arbitraje internacional que defina la pertencia de ese terreno a uno de los dos países.

En Colombia, a veces, se dan esa clase de folclorismos. Recuerdo por allá en los años cincuenta, cuando las autoridades de Neiva y del Huila echaron la casa por la ventana para atender en esa ciudad a un supuesto embajador de la India que fue en «visita oficial» y recibió toda suerte de homenajes… pero no era ni embajador ni nada; era simplemente un vividor que desapareció luego dejando a esa orgullosa sociedad con un palmo de narices. Todos nos burlamos de ellos cruelmente, pero… nunca digas «de esta agua no beberé». Ahora nos cae encima la vergüenza pública, generada por la ingenuidad y el afán de figuración de un alcalde en busca de celebridad en el panorama nacional. Y ¡vaya si la logró!

Para resumir, según lo publicado por el diario El Tiempo, el supuesto cónsul Thompson le ha prometido al alcalde Marín la concesión de cupos para que cinco mil manizaleños puedan estudiar inglés de manera gratuita, con profesores nativos de Liberlandia. Destaco lo de nativos: ¿no resulta como trabajoso reclutar nativos de un lugar deshabitado?

El «cónsul» Thompson, cuya «sede consular» se encuentra en Ibagué, estuvo tratando de pescar incautos en el antiguo Caldas. Fuera del acuerdo con Manizales, alcanzó a lograr la redacción de proyectos de acuerdo con los alcaldes de Santa Rosa de Cabal y de Pereira, en textos que fueron publicados por Julio Sánchez Cristo en La W., firmados aparentemente por los dos alcaldes, aunque impresos en papel sin membrete. Publicó también una fotografía en la que el alcalde Maya de Pereira y el supuesto cónsul Thomson sostienen una pancarta con la bandera de Liberlandia.

Carlos Maya y Randy Thompson. Foto: W Radio

Como lo informó el propio alcalde Maya en reportaje concedido a La W, el «cónsul» ofreció para Pereira en forma absolutamente gratuita, operaciones de labio leporino para niños y de rodilla para adultos mayores. Tal vez lo excesivo de la oferta puso en alerta al alcalde pereirano porque, según sus propias palabras, «de eso tan bueno no dan tanto». Declaró haber aceptado posar para la fotografía, y a esta Bruja le parece que esto no constituye ninguna irregularidad.  Además, Maya le aseguró al reportero no haber firmado ningún papel, por lo que debería suponerse que el publicado en los medios es falso. De alguna manera, el burgomaestre pereirano se dio cuenta a tiempo de que estaba metiendo la pata y le sacó el cuerpo a la firma del acuerdo. Fue, sin duda, más hábil que el nuestro y salió más o menos incólume del episodio. Bien por él. Por su parte, el alcalde de Santa Rosa, en entrevista para el diario El Tiempo, afirmó que su firma había sido falsificada en el documento que salió publicado, mientras se unía al coro de burlas al alcalde de Manizales diciendo en su reportaje: «Invitamos al alcalde de Manizales y a todos los colombianos a que puedan consumir algo real como el chorizo santarrosano, y a que podamos superar este episodio que está ridiculizando a Santa Rosa injustamente…».

Un acierto de Roy. Desde cuando Roy Barreras, al menos aparentemente, dejó de estar matriculado en la política tradicional de nuestro país, y se adhirió a las huestes izquierdistas del cambio, ha sido un fiel alfil del señor Petro y lo ha respaldado con alma, vida y sombrero. Nunca, antes de ahora, había mostrado el más mínimo desacuerdo con el entonces candidato y hoy presidente. Solo ahora, en columna publicada en El Tiempo, firmada en su calidad de presidente del congreso, mostró algún desacuerdo con la decisión de Petro de oponerse a la firma de nuevos contratos de exploración de hidrocarburos. Al respecto, y en referencia a la anunciada transición energética, afirmó que «las transiciones deben ser planeadas, no improvisadas, ni abruptas. Por tanto, hay que decir con claridad que sin exploración no hay paraíso». He subrayado la importante declaración allí incluida, que se opone totalmente a la firme decisión tomada por Petro desde el principio de la campaña en el sentido de que en adelante no habría más exploraciones petrolíferas, decisión que se había mantenido incólume durante todo este tiempo y que había sido respaldada firmemente por la ministra de Minas, doña Irene Vélez, a quien no le importó que esa teoría le estuviera haciendo un grave daño a las expectativas de los inversionistas sobre el futuro de nuestra economía, y a nuestra capacidad de obtener los ingresos indispensables para asegurar la independencia alimentaria y la independencia energética.

Según Roy, «¿cuál es el paraíso? Es el cambio hacia las energías alternativas, los vehículos eléctricos, los sistemas de movilidad masiva, el uso de la bicicleta y el aire limpio. ¿Quién financia esa transición? Debe financiarse con la propia industria petrolera. El petróleo hay que sacarlo del subsuelo, venderlo y con ese dinero aliviar la pobreza y reindustrializar el país».

Roy agregó además: «Colombia tiene que aprovechar en los próximos tres o cuatro años precios del petróleo que han llegado a 100 dólares por barril, pero para poder venderlo tenemos que encontrarlo y para ello hay que explorar. Sin hallazgos no hay recaudo».

Más claro no canta un gallo. Ojalá finalmente Petro acepte la lógica de esas declaraciones. Porque, hasta ahora, y aun cuando algunos hayan interpretado que hay un cambio de posición del gobierno a ese respecto, lo único que realmente han dicho Petro, doña Irene y el minhacienda Ocampo, es que se va a estudiar el posible resultado de los contratos de exploración que ya existen y que, si las conclusiones del estudio lo ameritan, pensarán en la posibilidad de que se contemple la opción de permitir nuevos contratos. Ya no dicen rotundamente que no habrá nuevos contratos, pero se mantienen en que solo los habrá si así lo aconsejan las conclusiones de esos estudios, conclusiones que sacará el propio gobierno, por sí y ante sí.