28 de marzo de 2024

El aquelarre

Por La Bruja sin Escoba
29 de octubre de 2022
Por La Bruja sin Escoba
29 de octubre de 2022

 ¡Suerte muchachos! Esta tarde a las cuatro, en ocho estadios colombianos, se van a jugar en simultánea sendos partidos de fútbol en los que se definirán los seis equipos que se unirán a los ya clasificados, las Águilas Doradas y el Deportivo Independiente Medellín, para completar los ocho finalistas que disputarán el campeonato nacional de fútbol profesional. Es la última fecha de las 20 que se cumplieron en la etapa de todos contra todos. Pedro, mi contertulio futbolero que ya he mencionado otras veces en estas columnas, está muy entusiasmado… y muy angustiado. Entusiasmado, por la posibilidad de que, por primera vez en varios años (algo así como seis) el Once Caldas clasifique para la disputa final del torneo. Y angustiado, porque no le queda nada fácil al equipo lograr esa clasificación. Para asegurarla, deberá derrotar en Bogotá al Independiente Santa Fe, tarea nada fácil pues este también depende del resultado de ese encuentro para lograr su propia clasificación.

Según me cuenta Pedro, estamos ante una situación muy sui generis: haber llegado a la fecha final del campeonato con solo dos equipos clasificados y algo así como 10 con posibilidades de clasificar, es algo nunca visto. De estos, ocho entrarán a las finales y solo dos quedarán eliminados. Increíble. Ojalá el Once no sea uno de estos dos. Sería decepcionante completar un año más por fuera del selecto grupo de finalistas.

Más deportes. El tema deportivo ha vibrado por estos días en Manizales y en Colombia. En el Aquelarre hemos hablado mucho de política y es bueno descansar un poco del tema. El fútbol femenino colombiano está pasando por una saludable bonanza, en un país en el que no hay liga profesional femenina. A pesar de no existir un campeonato nacional, equipos de niñas colombianas han tenido una notable participación en la versión femenina de la Copa Libertadores de América, y han llegado a un subcampeonato mundial (¡¡¡mundial!!!), en la categoría sub-17, que podría convertirse en campeonato si en el partido de definición entre Colombia y España, que se jugará cuando ya esta edición de EJE 21 esté circulando, nuestras jugadoras sacan a relucir la mística y la fuerza de las que han hecho gala en este torneo. Bien por ellas.

Hace un par de años nadie habría contemplado esa posibilidad. Sin duda alguna, se requiere un torneo profesional femenino en Colombia. Lástima que, según parece, si eso ocurre nuestra ciudad no estará representada, como sí lo estarán, seguramente, Pereira y Armenia. Según informaciones del programa Tiempo extra de Telecafé, el presidente del Once Caldas ni siquiera permite que le toquen el tema. Es enemigo declarado del fútbol femenino. ¿Puro machismo?

Y a propósito de Tiempo extra, permítanme una digresión: ¿por qué les parecerá tan gracioso a los directores de ese programa pelear contra la ortografía y eliminar del nombre del programa la letra equis del adjetivo extra? llamarlo Tiempo Xtra, es un exabrupto sin sentido.

Y sigamos con el deporte. La más antigua competencia ciclística de alcance nacional de nuestro país es la Vuelta a Colombia. Durante muchísimos años su celebración fue un verdadero acontecimiento nacional. El 5 de enero de 1951 partió de Bogotá hacia Honda la primera etapa de la primera vuelta. Las otras metas estuvieron ubicadas en Fresno (con neutralización entre Honda y esta localidad), Manizales, Sevilla, Armenia, Ibagué y Girardot. Se cumplió una verdadera hazaña, con carreteras imposibles, ciclistas llevando la bicicleta al hombro para atravesar charcos y pantaneros, y ascensos a la dos imposibles cumbres del Caldas de entonces, el páramo de Letras y el alto de La Línea. Fue la consagración del «Zipa» Efraín Forero Triviño, natural de Zipaquirá, y quien recibió ese apodo en recuerdo de los zipas, esos soberanos indígenas que dominaban el altiplano cundiboyacense a la llegada de los españoles.

La otra gran carrera ciclística nacional nació años después: el Clásico RCN. Ambas competencias, la vuelta y el clásico, han continuado reinando en el panorama ciclístico nacional y siguen acogiendo a los pedalistas que surgen de los muchos semilleros nacionales. Y han lanzado a sus más destacados participantes a representar en nuestro país en los más importantes eventos internacionales como la Vuelta a España, el tour de Francia, el giro de Italia y a otros que se desarrollan en todos los continentes, incluidas pruebas en Estados Unidos, en Asia y en países latinoamericanos.

Precisamente hoy termina la edición de 2022 del clásico RCN que se desarrolló durante la semana que está terminando. Con dos etapas de la mayor importancia que tuvieron por escenario a Manizales y sus alrededores. Una entre Pereira y Manizales y la otra, contra el reloj, entre Chinchiná y Palestina. La primera partió de Pereira hacia Dosquebradas, tomó la variante La Romelia-El Pollo hacia La Virginia, y allí dobló hacia el norte para pasar frente a Viterbo, rodar luego por el túnel de Tesalia, ascender desde La Manuela por Autopistas del Café y culminar en Manizales, en Chipre, en un premio de montaña fuera de categoría. Este atractivo final de etapa había brillado con luz propia en el año 2018, cuando culminó allí la primera edición del que se esperaba que llegaría a ser el evento ciclístico más importante de Colombia, la prueba Colombia oro y paz, de categoría mundial, reconocida por la autoridad ciclística internacional, que se pretendía que fuera la contribución colombiana al calendario ciclístico global, y en el que participaron varios equipos profesionales europeos de la mayor importancia. Esta prueba alcanzó a tener un par de versiones más en los años siguientes, pero después llegó la pandemia y tengo la impresión de que ese importante evento se ha marchitado. Valdría la pena saber si nuestra federación de ciclismo tiene intenciones de revivirlo. Y si así fuera, ojalá vuelva a terminar en Manizales, en Chipre, como en esa primera oportunidad. Y sería grandioso que esa etapa final coincidiera con el primer día de Feria de Manizales, como casi ocurrió esa vez.

La otra etapa en Caldas fue una contrarreloj de solo 9 kilómetros y medio, que salió de Chinchiná, pasó por la ribera de la represa de Cameguadua (a la que un despistado locutar del canal RCN llamó erróneamente Comeguadua en su transmisión por televisión), y subió al área urbana de Palestina. Interesante topografía para una ruta con características de cronoescalada. Fue muy emocionante.

Triste muerte de una palabra. Aprovechemos este comentario sobre ciclismo para expresar nuestro sentido pésame por la defunción de una querida palabra que utilizábamos antes permanentemente en Colombia. A través de internet, los españoles introdujeron un desafortunado seudónimo que se impuso, debido posiblemente al afán novelero de los colombianos, prestos a adoptar todo lo que nos llega de fuera. A principios y mediados del siglo XX, todos llamábamos siempre cicla a la bicicleta. Pero los españoles prefieren decir bici, y nuestros comunicadores, obsecuentemente, se subieron a ese tren y nunca volvieron a utilizar la otra palabra, tan nuestra y tan popular en otras épocas. Que descanse en paz.

¿Y cómo van los escenarios para los Juegos? Para dar fin a estos comentarios sobre temas deportivos, vale la pena preguntarse –o mejor, preguntar a quienes tengan las respuestas– cómo van las obras que Caldas y Manizales prometieron tener listas para la celebración, en noviembre de 2023, es decir, prácticamente dentro de un año, de las competencias de los Juegos Nacionales asignadas a nuestro departamento. Esta Bruja no ha encontrado un informe completo sobre su avance. Solamente noticias sueltas sobre uno u otro de los proyectos. No puedo asegurar que no haya sido publicado, pero si lo fue, en todo caso le faltó divulgación.

Hasta donde he logrado enterarme, las obras en Cameguadua para las actividades de aguas abiertas marchan bien. Son responsabilidad del departamento y creo que serán la realización más importante con miras a los Juegos. Me parece que las adecuaciones en los coliseos mayor y menor van avanzando, pero no implican escenario nuevos ni mayor capacidad de espectadores; Manizales seguirá careciendo de un gran coliseo cubierto. El anunciado coliseo multipropósito, que no será tampoco una obra monumental, está en veremos, aparentemente por descoordinación entre los gobiernos departamental y municipal. Tal vez no se pueda tener lista para la celebración de los Juegos. Afortunadamente se decidió cambiar la ubicación pensada inicialmente, con lo que se evitó que se desmantelaran algunas de las pocas canchas de tenis con que cuenta la ciudad. Pero posiblemente, por esos desacuerdos entre los dos entes gubernamentales, no se alcanzará a construir para los Juegos, y tal vez nunca se hará. Los que sí parece que estarán terminados serán los trabajos en las instalaciones del Bosque Popular. Amanecerá y veremos