Vandalizar, correveidile, optar, subordinar, centrar
Al señor Rafael Antonio Zuluaga Villegas lo desasosiega el verbo ‘vandalizar’. Escribe: “Hace poco, a finales de diciembre, leí en el periódico Q’hubo (…) un titular del siguiente corte: Los negocios que fueron vandalizados” (1-18-11). Y ‘documenta’ otros ejemplos. La razón le asiste, porque es un verbo que, aunque bien estructurado, no está aceptado por la Academia de la Lengua. Ésta acoge solamente los adjetivos ‘vandálico-a’, ‘vándalo-a’, y los sustantivos ‘vandalismo’ y ‘vandalaje’ (mejor, ‘bandalaje’). Vale la pena anotar aquí lo que de ‘vandalismo’ dice Joan Corominas: “Del fr. vandalisme, creado en 1794 por el obispo republicano Grégoire para vituperio de los destructores de tesoros religiosos, y en memoria del pueblo germánico de los Vándalos que saqueó a Roma en 455 y otros países romanos” (Diccionario etimológico). Digo que ‘vandalizar’ es un verbo bien construido, porque la terminación ‘-izar’ –asienta El Diccionario- “forma verbos que denotan una acción cuyo resultado implica el significado del sustantivo o del adjetivo básicos”, en este caso, ‘vandalismo’ y ‘vándalo’, respectivamente. Sin embargo, mientras la Academia le da su bendición, valgámonos del castizo ‘destruir’ o de alguno de sus sinónimos, que son muchos, por ejemplo, ‘destrozar, derrumbar, demoler, romper, estropear, inutilizar’. Para bien de nuestro idioma y sosiego del señor Zuluaga Villegas. **Es una perogrullada decir que el sustantivo ‘correveidile” viene de la frase “corre, ve y dile”. Como también es de Perogrullo afirmar que el correveidile es un chismoso. El Diccionario le da también la acepción de ‘alcahuete’ (“Persona que concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita”). Cualquiera que fuere el significado, ‘correveidile’ es un sustantivo, razón por la cual debe admitir el plural ‘correveidiles’. Sin embargo, el señor Hernando Arango Monedero hace de él un sustantivo invariable, tanto en género como en número. Así se expresó: “…debemos parar a los “correveidile” y centrar la discusión y el obrar hacia la realización del aeropuerto” (LA PATRIA, Correo Abierto, I-19-11). Y con él está de acuerdo el académico don Roberto Restrepo, que enseña: “Correveidile. Es voz compuesta que no admite plural, como no lo admiten tampoco ‘hazmerreir’, ‘sabelotodo’, ‘quitaipón’, etc. Se dirá, por tanto, los correveidile, los sabelotodo, los quitaipón” (Apuntaciones Idiomáticas). Pero el Diccionario Panhispánico de Dudas acepta implícitamente su plural, pues da como ejemplo la siguiente oración de Uslar Pietri: “Por el tren diariamente iban y venían los mensajeros, los correveidiles, los buscones” (Oficio, Venezuela, 1976). Otro diccionario de la Academia, el “Esencial de la Lengua Española”, después de su definición, añade:”Morf. pl. invariable o correveidiles”. Lo mismo afirma esta fuente de ‘hazmerreir’ (hazmerreíres), ‘quitaipón, quitapón’ (quitaipones, quitapones) y ‘sabelotodo’ (sabelotodos). Lo cual me parece coherente, por su naturaleza de sustantivos. Sea como fuere, como en casos similares, queda al criterio del escritor culto decidir cuál, para él, es la mejor opción. **El verbo ‘optar’, doctor Londoño, es intransitivo, es decir, que no acepta complemento directo. Así escribió el doctor Fernando Londoño Hoyos: “Quién sabe a qué hora y por cuál motivo se optó el modelo de los jefes mudos” (LA PATRIA, I-18-11). Como es intransitivo, este verbo rige las preposiciones ‘por’ y ‘a’, de acuerdo con los ejemplos siguientes: “Optar por un modelo” (con el sentido de ‘elección’); “optar a un empleo prometedor” (con el sentido de ‘aspirar a, ser el objetivo’). Este verbo viene del latino ‘optare’ (examinar, escoger, elegir). Pero éste, ya ve, es transitivo, por ejemplo, de Plauto,“Utrumvis opta” (“De dos cosas, elige la que quieras”). Cosas de los idiomas, doctor. **El verbo ‘subordinar’ pide la preposición ‘a’. El señor Juan Carlos Acevedo comienza su comentario sobre un libro de poesía de la siguiente manera: “Con “las pequeñas, las terribles y mansas y arteras palabras”, con ellas, como lo escribe el propio poeta Juan Felipe Robledo (Bogotá, 1968), nos enfrentamos en la lectura de ese libro que subordina las artes de la pintura y la escritura bajo el poder del creador” (LA PATRIA, Papel Salmón, I-23-11). “…que subordina las artes (…) al poder del creador”, es la forma correcta de construir esa oración, porque con la preposición ‘bajo’ se configura un pleonasmo, puesto que el prefijo ‘sub-’ significa precisamente ‘bajo’ o ‘debajo de’. Su participio pasivo (adjetivado a veces; y a veces, sustantivado) puede regir la preposición ‘de’ cuando significa ‘subalterno’, verbigracia, “fulano de tal es un subordinado de…”; pero tenemos que decir “está subordinado a…”. **Y el verbo ‘centrar’, don Hernando, rige la preposición ‘en’. El señor Arango Monedero, usa en la frase glosada en el segundo párrafo de hoy la expresión “centrar hacia”. Lógicamente, debe ser “centrar en”. Con el verbo ‘dirigir’ o un sinónimo, sí es muy aceptable la preposición ‘hacia’, así: “…y dirigir la discusión y el obrar hacia la realización del aeropuerto”. Quisquillas, sí, señor, pero de suma importancia.