Inseguridad en Manizales
Las razones para su presentación a estudio del concejo obedecieron, exclusivamente, a los altos índices de inseguridad que en determinados sectores presentaba la ciudad. En su momento, el mencionado proyecto recibió fuertes críticas de la opinión pública. Pero, finalmente, los manizaleños aceptamos a regañadientes esta nueva carga impositiva, convencidos de que con este aporte habría, por fin, soluciones para un problema que toca al ciudadano de la calle.
Han pasado casi ocho años, y el problema de la seguridad en las calles de la capital caldense sigue en aumento. Es decir, los recursos que con el mencionado impuesto ha obtenido la administración no han servido para detener la escalada de atracos callejeros que se registran diariamente en la ciudad. Ni para contener la oleada de asaltos armados a viviendas. Muchos menos para detener el avance de los delincuentes en su propósito de sembrar el miedo en las calles. Decenas de establecimientos comerciales han sido blanco de los atracadores Cada día la prensa registra nuevos hechos delictivos que hacen reflexionar al ciudadano sobre sí ha sido efectivo el aporte aprobado como Impuesto al Teléfono para devolverle a Manizales la tranquilidad.
Es cierto que con los dineros recaudados a través de este impuesto se les ha dotado a las autoridades de policía de herramientas para combatir a los delincuentes. En este sentido, los medios de comunicación han registrado cómo, en solemnes ceremonias, la Alcaldía de Manizales le hace entrega a la Policía Nacionalde vehículos automotores para mejorar el desplazamiento de las patrullas. Sin embargo, el problema de inseguridad sigue ahí, latente, afectando cada día a más ciudadanos. Lo que quiere decir que con la dotación que se le ha entregado, la Policía Nacional no ha podido neutralizar a las bandas de delincuentes que se han tomado la ciudad. Sobre todo porque no hacen presencia en todos los barrios de Manizales para combatir el delito.
¿Por qué esa lluvia de recursos que le han llegado a la Administración Municipal no ha producido los resultados esperados en materia de seguridad? ¿Por qué, con el número de vehículos automotores que ha recibido la Policía Nacional, esta institución no hace presencia en todos los barrios de la capital caldense? ¿Por qué, sí se ha incrementado el pie de fuerza,hay momentos en que no se ve un policía en la Carrera 23? Estas son preguntas que debe responder la Alcaldía de Manizales. El ciudadano que paga cumplidamente el Impuesto al Teléfono debe estar informado sobre qué se ha hecho con estos recursos, de por sí cuantiosos. Es decir, necesita que le expliquen por qué, en vez de disminuir, los atracos a mano armada aumentan en la ciudad.
No nos digamos mentiras: Manizales está sitiada por la delincuencia común. Ya ni siquiera los manizaleños que todas las mañanas salen a hacer ejercicio por el Cerro de Sancancio cuentan con seguridad. Hace poco tres hombres, armados de machetes, atracaron a un grupo de profesionales que diariamente hacen ejercicio en este sector de la ciudad. Y, ¿qué decir de los constantes atracos de que son víctimas los propietarios de tiendas en los barrios populares? ¿Y de los asaltos a mano armada que se presentan en viviendas de sectores tradicionales como La Francia, Palermo y el barrio Estrella? ¿Y del robo de celulares que se presenta en las calles céntricas de la ciudad? ¿Y de los constantes raponazos de que son víctimas las mujeres cuando transitan por la carrera 23?
Es necesario decirlo: las autoridades, que tienen la obligación constitucional de garantizar la vida y bienes de los ciudadanos, están en mora de estructurar un programa de seguridad que les devuelva a los manizaleños la tranquilidad. No es con pañitos de agua tibia como se enfrenta el problema. Las soluciones deben ser radicales. Como es imposible ponerle un policía a cada ciudadano, debe procurarse, al menos, que haya un desplazamiento continuo de patrullas por los barrios manizaleños. Y que en la carrera 23 se disponga de un mayor número de uniformados para que se pueda ofrecer una reacción inmediata cuando se presente un hecho delictivo. A la delincuencia no se le puede dejar tomar ventaja. Hay que actuar rápido. Antes de que sea tarde.