Un minuto de fama
OTRAPARTE
Por Óscar Domínguez G. (*)
Perdonarán la chicaneada, pero tengo un amigo que, hace 52 años, fue invitado por el padre García-Herreros a su programa de televisión El Minuto de Dios.
El universo de los chinches del barrio lindaba con el puente del Mico, el morro Picacho, La Piñuela, el Bosque de la Independencia. Pues bien, el parcero del cuento madrugó a aventajarnos a sus colegas piernipeludos en dos audacias impensables en 1958: montar en avión y aparecer en televisión.
¿Cuál era la gracia de esa familia de 17 hijos? Que eran ricos sin plata. El padre Rafael, creador hoy hace 50 años del Banquete del Millón, solía invitar a su espacio familias de desnutrido saldo bancario.
En Medellín, los paseos de fin de semana incluían visitas al campo de aviación, alias que tenía el aeropuerto. Pero viajar entre el ruido que generaba un DC3 para ir a la remotísima y fría capital, no figuraba en ningún sueño.
Los Ramírez de la calle del Chispero del barrio Berlín-Aranjuez, tuvieron pronto su cuarto de hora. La Comunidad de San Vicente de Paúl encontró en su "flaca bolsa de irónica aritmética", méritos suficientes para que se presentaran en ese "reality" que era el "El Minuto de Dios".
Rico leer esta y otras aventuras contadas por el "Coco" Rodrigo Ramírez Restrepo, RRR, en su libro " Un puñado de historias ".
El contador-asegurador, pupilo de Mario Escobar Velásquez, prologuista del libro, no se da ínfulas de escritor. Nunca padeció el estrés de figurar entre los más leídos. O los más vendidos en el semáforo. Prohíbe que se hable del libro. Imposible no hacerlo, pues somos egresados de la escuela José Eusebio Caro, de Aranjuez, donde nacieron dos bellas y talentosas hermanas mías.
La obra no se consigue. Para hacerse a un ejemplar hay que lagarteárselo al autor, quien exige consignar en favor de la Fundación "San Pedro Claver", cuenta de ahorros 65180900744.
No se arruga para confesar que pasaron dificultades en su niñez de vacas escuálidas. Nada de meter bajo la alfombra la circunstancia de haber empezado desde abajo. Todo lo contrario.
El asegurador cuenta que Luis Eduardo, su taita, levantó a la culecada como cirujano plástico de balones envejecidos, dada su condición de zapatero. Y vendiendo aliños. Su madre le hacía la segunda al ritmo de una máquina Singer.
RRR se jacta de haber utilizado sus destrezas futbolísticas para ascender en empresas que lo contrataban para que jugara. Él buscaba un sitio bajo el sol laboral. El gol no es eterno.
Alguna vez acompañé al "Coco" Ramírez al Minuto de Dios, en Bogotá, a buscar fotos o el video del programa en el que apareció con su gente. El padre Diego Jaramillo, mandamás del Minuto, facilitó los archivos.
No encontró vistas del acontecimiento. Para Ramírez fue suficiente volver al lugar donde fue famoso fugaz gracias a la televisión… que veían en casa de los Conejos, los Bill Gates de la cuadra.