El Centenario de Londoño y Londoño
Era un lujo para una ciudad intermedia tener de burgomaestre a un personaje de semejante estatura, erudición y prestigio.
Oliverio Perry, el editor de Quién es quién en Colombia, resumió así el palmarés de este notable hijo de la comarca: Fernando Londoño Londoño: Abogado, político, diplomático. Nació el 4 de diciembre de 1910. (Murió en Bogotá en 1994). Se doctoró de abogado en la Universidad del Cauca el 28 de mayo de 1932, a la corta edad de 21 años. Fue presidente del Directorio Conservador de Caldas, en 1933; diputado a la asamblea del Cauca entre 1928 y 1930. Representante a la cámara por Caldas, durante varios períodos; juez del circuito en lo civil, en Manizales 1933 y 34. Ministro de relaciones exteriores de 46 al 48, en el gobierno de Ospina Pérez. Embajador en París del 48 al 50, en el mismo gobierno de Ospina. Alcalde Manizales entre el 50 y el 52 (en la celebración del centenario) y del 62 al 64. Embajador de Colombia ante la ONU en misión especial. Profesor de las universidades del Cauca, de Caldas y de la Libre de Bogotá en diversas materias, desde historia universal hasta derecho internacional y penal. Gobernador de Caldas en 1953. Magistrado de la Corte Suprema y del Consejo de Estado. Ministro de gobierno en 1961, en el gobierno de Alberto Lleras. Miembro de la Academia de Derecho Internacional de Ginebra. Fundó, a la edad de 12 años, en Manizales, el periódico "El pequeño cronista". Doctor Honoris Causa de la Universidad de San Marcos de Lima.
Tribuno consumado, su verbo era tan encantador que subyugaba a los auditorios. En el país lo apodaban “Pico de Oro”. El Presidente Lleras Camargo lo definió en la revista “Visión” como el único ser vivo capaz de improvisar durante dos horas seguidas, sin repetir una sola palabra, ni decir tonterías. En el Capitolio, los congresistas del bando adversario decían que cuando Londoño hablaba, provocaba sacar pareja para salir a bailar. El ex gobernador Emilio Echeverri Mejía (uno de nuestros apoyos para la preparación de este Contraplano) recuerda que así pasó una vez, en Manizales, en la coronación de la filósofa Maria Amelia Jaramillo, la reina de los estudiantes.
El ex concejal Javier Ríos Ramírez, quien fue su escudero en la última campaña electoral, recuerda el tumulto que se formó una mañana entre clientes y transeúntes cuando convenció a Londoño para que entraran y se tomaran un tinto en el Café “Osiris, a una cuadra del Palacio Amarillo. Toda la gente quería saludarlo de mano y le pedía que hablara de su sonado secuestro. Hasta autógrafos le pidieron al alcalde más famoso que ha tenido la ciudad.
Otras evocaciones del impresor en uso de buen retiro: El día que convenció al ex ministro para que pronunciara en la Catedral el discurso de despedida en las exequias de José Restrepo Restrepo, de quien se hallaba distanciado en el momento de su óbito… Cuando supo que Francisco Giraldo Toro le iba a hacer la suplencia, para Senado, en unas elecciones parlamentarias, renunció a su aspiración porque el doctor Pacho solía rendirle culto diario al dios Baco. Su renglón lo ocupó Hernán Alzate Avendaño, quien perdió la curul porque le faltaron 132 votos… El fogoso editorial que publicó en LA PATRIA el escritor Arturo Gómez Jaramillo, quien llamó ”Juana La Loca” a doña Bertha Hernández de Ospina porque se opuso férreamente a la candidatura presidencial del doctor Londoño… Entre sus recuerdos gratos tenía prelación la estrecha amistad que mantuvo, en París, donde fue embajador, con el Cardenal Angelo Roncalli (el futuro Papa Juan XXIII) cuando el purpurado oficiaba como Nuncio Apostólico en Francia.
Redondeamos las nostalgias londoñistas con esta revelación del ex gobernador Echeverri Mejía: La decisión de trastearse de Manizales a Bogotá, donde estaban establecidos sus hijos Alvaro y Fernando, la precipitó un secretario de gobierno del Municipio que le expidió impunemente licencia de funcionamiento a una insoportable taberna enseguida de su residencia de la Avenida Santander.
Al cierre de esta columna supimos que falleció la semana pasada, en la capital del país, a los 94 años, doña Mery de Williamson, única sobreviviente que quedaba de los quince hijos de don Justiniano y doña Mercedes Londoño.
La apostilla: En Popayán, durante un recorrido por una feria agropecuaria, su mentor, el poeta Guillermo Valencia (el papá de “Anarkos”) se quedó asombrado ante el tamaño descomunal de una marrana, y le dijo a su acompañante Fernando Londoño: “Después de la política, esta es la puerca más grande que he conocido”.