13 de octubre de 2024

Cuatro grandes pioneros

22 de agosto de 2010
22 de agosto de 2010

La cuarteta pionera la conformaron -sin darse por enterados- Alfonso Villegas Restrepo, fundador y director de El Tiempo; Alberto Hoyos Arango, quien puso en Medellín la primera piedra para la construcción de la cadena radial Caracol, y Enrique Ramírez Gaviria, gestor de la cadena RCN, en llave admirable con su hermano Roberto. Paradójicamente, las dos primeras empresas ahora pertenecen, en su orden, a los conglomerados económicos españoles Planeta y Prisa. La otra, ciento por ciento colombiana, es propiedad de la Organización Ardila, y no está en venta.

Villegas Restrepo –el hermano mayor de Lorencita, la futura esposa de Eduardo Santos Montejo, quien sería a la sazón Presidente de Colombia entre 1938 y 1942— se arraigó en Bogotá, donde fundó, en 1911, (cuando contaba 27 años) el diario El Tiempo, cotidiano que se convertiría a la postre en una de las más sólidas empresas periodísticas de Colombia. De haberlo sabido, el republicano no le habría vendido el periódico a su cuñado, en 1913, por $5.000 de la época, antes de radicarse durante cinco años en el exterior.

Silvio Villegas, su mejor panegirista, lo retrató así: “Sus artículos eran un mortal desafío a los partidos tradicionales, a sus jefes, al sentido común. Pero nunca le faltó el decoro del idioma”… “Fue prez y lauro de la andante caballería. Fundador de El Tiempo, escritor de inagotable ingenio, fue el animador y el maestro de una de las más brillantes generaciones colombianas, la de Alberto Lleras y Rafael Maya, Gabriel Turbay y José Camacho Carreño, Jorge Zalamea  y Augusto Ramírez Moreno, Juan Lozano y Eliseo Arango. Ninguno de ellos fue discípulo suyo. Villegas Restrepo no quería esclavos sino hombres libres, que siguieran su propio camino de grandeza, que fueran capaces de vivir audaz y heroicamente la existencia, sin entregar un solo centímetro de su territorio espiritual”.

Irrumpieron años después. al pie del Ruíz, tres grandes visionarios que iban a jugar roles decisivos en el desarrollo de la industria radiofónica: Alberto Hoyos Arango y los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria. Después de fundar su muy amada Radio Manizales, en 1932, don Alberto montó en Medellín la Voz de Antioquia, emisora que sería piedra angular para el posterior nacimiento de Caracol, la primera cadena radial de Colombia. Sin descuidar  a sus hijitas que ya jugueteaban por el éter en las capitales de Caldas y Antioquia, el papá de Valerio y Luis Fernando Hoyos  contribuyó  a la fundación de Radio Continental, en Bogotá, la futura gran matriz de la edad de oro de Todelar. Mientras tanto, los hermanos Ramírez, los primeros en poner al aire una emisora experimental en su natal Manizales, fundaron en la capital del país la Emisora Nueva Granada, desde la que promovieron la creación de RCN con el apoyo de la pujante industria antioqueña. Don Enrique –técnico de campanillas— le puso sonido radial a las emociones de la Vuelta a Colombia, desde su primera edición. Gracias a su imaginación, de su mano llegaron a los radiorreceptores, desde las empedradas carreteras, las voces de Carlos Arturo Rueda, Pastor Londoño y Alberto Iragorri y entraron por la puerta grande del subyugante medio de comunicación,   los transmóviles, las parabólicas y  los enlaces que facilitaban la llegada de las señales hertzianas, venciendo las interferencias que generaba el tamaño de las ariscas cordilleras.

La historia bien destilada cuenta que en cada alumbramiento de un gran medio de comunicación colombiano siempre hubo un precursor manizaleño. ¡Qué bueno!

La apostilla: La radio comercial, como negocio, tiene sus bemoles, según lo confiesa el experimentado programador Julio E. Sánchez Vanegas, quien celebra 80 años de vida. Cuando quiso convertirse en radiodifusor independiente, adquirió las Emisoras Monserrate y Eldorado, en Bogotá, pero le tocó desistir del proyecto “por exceso de utilidades”.      

 

La cuarteta pionera la conformaron -sin darse por enterados- Alfonso Villegas Restrepo, fundador y director de El Tiempo; Alberto Hoyos Arango, quien puso en Medellín la primera piedra para la construcción de la cadena radial Caracol, y Enrique Ramírez Gaviria, gestor de la cadena RCN, en llave admirable con su hermano Roberto. Paradójicamente, las dos primeras empresas ahora pertenecen, en su orden, a los conglomerados económicos españoles Planeta y Prisa. La otra, ciento por ciento colombiana, es propiedad de la Organización Ardila, y no está en venta.

Villegas Restrepo –el hermano mayor de Lorencita, la futura esposa de Eduardo Santos Montejo, quien sería a la sazón Presidente de Colombia entre 1938 y 1942— se arraigó en Bogotá, donde fundó, en 1911, (cuando contaba 27 años) el diario El Tiempo, cotidiano que se convertiría a la postre en una de las más sólidas empresas periodísticas de Colombia. De haberlo sabido, el republicano no le habría vendido el periódico a su cuñado, en 1913, por $5.000 de la época, antes de radicarse durante cinco años en el exterior.

Silvio Villegas, su mejor panegirista, lo retrató así: “Sus artículos eran un mortal desafío a los partidos tradicionales, a sus jefes, al sentido común. Pero nunca le faltó el decoro del idioma”… “Fue prez y lauro de la andante caballería. Fundador de El Tiempo, escritor de inagotable ingenio, fue el animador y el maestro de una de las más brillantes generaciones colombianas, la de Alberto Lleras y Rafael Maya, Gabriel Turbay y José Camacho Carreño, Jorge Zalamea  y Augusto Ramírez Moreno, Juan Lozano y Eliseo Arango. Ninguno de ellos fue discípulo suyo. Villegas Restrepo no quería esclavos sino hombres libres, que siguieran su propio camino de grandeza, que fueran capaces de vivir audaz y heroicamente la existencia, sin entregar un solo centímetro de su territorio espiritual”.

Irrumpieron años después. al pie del Ruíz, tres grandes visionarios que iban a jugar roles decisivos en el desarrollo de la industria radiofónica: Alberto Hoyos Arango y los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria. Después de fundar su muy amada Radio Manizales, en 1932, don Alberto montó en Medellín la Voz de Antioquia, emisora que sería piedra angular para el posterior nacimiento de Caracol, la primera cadena radial de Colombia. Sin descuidar  a sus hijitas que ya jugueteaban por el éter en las capitales de Caldas y Antioquia, el papá de Valerio y Luis Fernando Hoyos  contribuyó  a la fundación de Radio Continental, en Bogotá, la futura gran matriz de la edad de oro de Todelar. Mientras tanto, los hermanos Ramírez, los primeros en poner al aire una emisora experimental en su natal Manizales, fundaron en la capital del país la Emisora Nueva Granada, desde la que promovieron la creación de RCN con el apoyo de la pujante industria antioqueña. Don Enrique –técnico de campanillas— le puso sonido radial a las emociones de la Vuelta a Colombia, desde su primera edición. Gracias a su imaginación, de su mano llegaron a los radiorreceptores, desde las empedradas carreteras, las voces de Carlos Arturo Rueda, Pastor Londoño y Alberto Iragorri y entraron por la puerta grande del subyugante medio de comunicación,   los transmóviles, las parabólicas y  los enlaces que facilitaban la llegada de las señales hertzianas, venciendo las interferencias que generaba el tamaño de las ariscas cordilleras.

La historia bien destilada cuenta que en cada alumbramiento de un gran medio de comunicación colombiano siempre hubo un precursor manizaleño. ¡Qué bueno!

La apostilla: La radio comercial, como negocio, tiene sus bemoles, según lo confiesa el experimentado programador Julio E. Sánchez Vanegas, quien celebra 80 años de vida. Cuando quiso convertirse en radiodifusor independiente, adquirió las Emisoras Monserrate y Eldorado, en Bogotá, pero le tocó desistir del proyecto “por exceso de utilidades”.