5 de octubre de 2024

La libertadora del libertador

18 de julio de 2010
18 de julio de 2010

Salió de Bogotá con dos guardianes una fría mañana bogotana y luego de recorrer el largo camino pasando por Tocaima, Honda, Ibagué y Cartago, llegaría hasta el puerto de Buenaventura en donde fue remitida en un viejo barco hasta un pequeño pueblo del Perú, llamado Paita.

Todo eso sucedió luego de la muerte de Simón Bolívar en Santa Marta, cuando sus enemigos políticos pasaron la cuenta de cobro a su compañera de muchos años, Manuelita Sáenz.
Cuando en alguna ocasión me encontraba en el Archivo Central de Cauca, en Popayán, me sorprendió encontrar una carta firmada por Manuelita Sáenz, y dirigida al entonces presidente Pedro Alcántara Herrán. La carta está fechada el 1º de noviembre de 1843 y por el tono en que se dirige al entonces presidente Herrán, es claro el sufrimiento vivido por un exilio que representaba de alguna manera la muerte en vida.
Dice la carta: “Cuando me expulsó el general Santander, salí sin nada. A Honda me mandaron la ropa vieja y nada más, quedando en ésa, todo lo que valía….mi objeto es rogar a usted me llame al doctor Chaine y le pida los papeles que quedaron en mi casa a mi salida, pues dicho señor y Cordovez recibieron todo por inventario…Señor, esos papeles me hace una falta indecible para hacer mis cobros y de ese modo salir de mis apuros…y que haga la caridad de mandármelos con seguridad por Buenaventura, que de este puerto no faltan barquitos para este puerto”.
Curiosamente también en Paita, un pequeño pueblo costero del Perú, murió quien fuera uno de los hombres más importantes en la vida de Bolívar: don Simón Rodríguez.
El 25 de junio pasado ingresaron a Colombia los restos de Manuelita Sáenz, con destino a Caracas en donde se le rendirá un tributo, de la misma manera que se le hizo en Ecuador.
En Colombia, nadie se ha enterado del asunto, para vergüenza, toda vez que Manuelita fue la compañera de Bolívar, así no existiera un papel sellado que legalizara dicha unión. Resulta por lo menos paradójico que mientras la figura de Bolívar aparece en todas las principales plazas de nuestro país y del vecino Venezuela, la memoria de Manuelita Sáenz es cada vez más nebulosa.
Bien por Ecuador y por Venezuela al reconocer y exaltar la memoria de una mujer de sobrados méritos para ser recordada con gratitud en las páginas de nuestra historia nacional.