La neblina se vuelve paisaje
OTRAPARTE
Por Óscar Domínguez G. (*)
Primero fue la neblina y después Montebello. En el caso de la neblina (= nostalgia vestida de blanco), mis 7.108 paisanos decidieron convertirla en atracción turística.
A la niebla montebellense la encontramos hasta en la sopa. Y en la letra del himno: " El sol desde el oriente te envía sus destellos, rasgando de la niebla, el nimbo aterrador ".
Sus moradores podrían cobrar entrada a quien pise sus 83 km2 para mejorar el currículo y hacerse retratar con la niebla. Por ese concepto recibirían más ingresos que los 40 millones mensuales que tributa cementos El Cairo.
También deberían pagar por disfrutar del fenómeno, parroquianos de Abejorral, El Retiro, Santa Bárbara, Támesis o La Ceja, desde donde se divisa. Pero el paisaje montebellense se da gratuitamente.
En Monteblanco, como lo bautizó el colega Octavio Bedoya, "el paisaje se pinta a sí mismo". Con neblina, su traje de novia, el pueblo siempre es distinto. Parece pintado por Dios cuando se le sale el Ariza que lleva en procesión por dentro.
Sin exagerar, enneblinado, Montebello, "construido contra la expresa voluntad de Dios", en arisca montaña, parece una acuarela del maestro Gonzalo Ariza, el bogotano que inmortalizó en su obra ese fenómeno meteorológico.
Lo mismo que a Ariza, nos ha pasado a muchos. Del paisaje poco nos acordamos. Pero ahí está, como su huella digital. Muchos desertamos pronto del terruño. En mi caso, corrí con la suerte de que la ropa de Montebello me sirviera donde vivo, Bogotá.
Por eso, una buena vez me reuní conmigo mismo, hice quórum decisorio y decidí hermanar el pueblo que me vio "berriar" con la metrópoli donde me gano el pan con el sudor de mis falanges.
Imaginemos a los montebellenses echando paja, arreglando el mundo en la plaza, al lado de la hermosa Iglesia creada en los recesos de la neblina por el mismo arquitecto belga (Agustín Goovaerts) que levantó el Palacio de Calibío, antigua sede de la Gobernación de Antioquia.
Como Montebravo (montebello-antioquia.gov.co) nació de una costilla de la niebla, de un momento a otro los lugareños ven que el entorno se va vistiendo de color blanco y es ahí cuando la gente no se ve, se sospecha. Se "ven" con el oído. Entonces tienen la extraña sensación de vivir fugazmente dentro de una nube pasajera.
Tal vez por todos estos motivos, quijotescos emprendedores decidieron editar el periódico "Neblinas? de mi pueblo" que acoge estas líneas en su número cero.
"Nubes del Rodeo" se llama el experimento televisivo del pueblo. Las compras las hacen en "Neblinas papelería" y "Neblinas" se llamó un fugaz boletín que finalmente no pelechó. En cambio, sí pelechan afrodisíacos aguacates, los mejores que produce la tierra firme colombiana.
La neblina demuestra la existencia de Montebello. Entre los dos se da un caso permanente de amor a primera vista. Larga vida para la "pareja".