2 de diciembre de 2024

La primera república negra ahogada en la miseria

7 de febrero de 2010
7 de febrero de 2010

Si hasta hace poco el 80 por ciento de la población padecía de hambre y la enfermedad más extendida era la desnutrición, hoy las cifras se dispararon pues un millón de niños resultaron seriamente golpeados por el terremoto.

La lucha por la independencia

La historia recoge numerosos casos de sublevaciones de esclavos durante los siglos XVII y XVIII en la región Caribe: formaron palenques e implantaron la añorada cultura africana. Pero estos rebeldes no representaban una seria amenaza, porque  no anunciaban el fin del colonialismo, mientras no se organizaran como nación.

La situación fue diferente en Haití, territorio ubicado al occidente de la isla La Española. Los esclavos no olvidaron que habían sido cazados en África, encadenados por los negreros y marcados con hierro caliente. La insurrección de 1791 fue muy sangrienta y violenta, pues estaba dirigida por esclavos liberados. El negro Mackandal, de maravillosa elocuencia, convocó a centenares de afrodescendientes  atraídos por las proclamas para incendiar las casas de los blancos y para descuartizar a los esclavizadores. En este ambiente surgió la “Marsellesa de Haití” y brilló la esperanza.

Y los haitianos lograron el fin de la esclavitud, en 1794, dirigidos por Toussaint Louverture. Durante los años 1794 a 1796 los ingleses organizaron un ejército de 40.000 soldados para conquistar las Antillas francesas revolucionarias y para controlar a sus propios esclavos en Granada y St. Vincent. En Guadalupe y en Saint-Domingue no tuvieron suerte las tropas británicas.

El afán libertario siguió avanzando. La llama de la independencia era alimentada por el ejército, creado en octubre de 1802, y por los grupos armados irregulares, dirigidos por los negros-mulatos Dessalines, Christophe, Pétion y Clervaux, quienes deseaban una emancipación total. Finalmente, se independizaron de Francia el 1 de enero de 1804, en Gonaives, al oeste de la isla.

La solidaridad de los haitianos

Arrojaron a los franceses de la isla bajo la dirección de Toussaint L’Ouverture, quien supo orientar a sus hombres contra los soldados de Napoleón e infundió a los antiguos esclavos el sentido de libertad. Desafortunadamente el pueblo de Haití no se mantuvo unido y los dirigentes formaron pequeños feudos: en el norte organizó su país el valiente y temido Christophe, quien se dio el título de “Bienhechor de la nación y primer monarca coronado del Nuevo Mundo”. En el oeste gobernaba, en Jéremie, el negro Gornán y en el centro de la isla, con la abundante población de Port-au-Prince, estaba el demócrata Alexandre Pétion, quien ejercía como presidente.

Pero cuando se creó el Estado sus dirigentes iniciaron la ayuda a las naciones oprimidas. Enviaron apoyo militar a Martinica, Guadalupe, María Galante (dependencia de Guadalupe) y Trinidad, para estimular rebeliones de esclavos. El 2 de enero de 1816 Simón Bolívar se reunió con Pétion, militar mulato bastante astuto. Ningún país había reconocido la independencia de Haití, por lo tanto esta nación debía crear otro estado que lo reconociera. En esta dirección entregó a Bolívar embarcaciones, dinero, víveres, armas y municiones: el único compromiso de Bolívar era dar libertad a los esclavos. Numerosos voluntarios, de Haití, partieron con Bolívar, muchos murieron y algunos alcanzaron altos cargos en el nuevo gobierno que se creó en 1821; por ejemplo, Sévére Courtois llegó a ser almirante de la flota colombiana.

Mientras tanto en Estados Unidos había pánico por el joven Estado negro, porque el ejército de Haití era una fuerza de 20 a 40 mil hombres armados, que resistían el clima y las enfermedades tropicales. Esta joven república era una amenaza para las colonias esclavistas de Francia y España y para los Estados del Sur de la Unión Americana. Sin duda alguna Haití, a pesar de su pobreza, era un mal ejemplo para los afrodescendientes  antillanos y americanos, por la posibilidad de alcanzar la libertad. En este ambiente las naciones lo bloquearon y aislaron. Haití mantuvo su independencia, pero pagó con la miseria.

Y empezaron los desastres y calamidades

El 7 de mayo de 1842 el país fue golpeado por un terremoto que destruyó el Cabo Haitiano. Debajo de los edificios quedaron aplastadas más de 10 mil personas; ningún país quiso ayudar, los haitianos mantuvieron un silencio lleno de dignidad, siguieron pagando la deuda a Francia pero no pidieron ayuda. En la segunda mitad del siglo  XIX Haití se convirtió en un Estado pequeño y pobre, con un régimen republicano-parlamentario, sacudido por numerosos golpes militares  y paralizado por las dictaduras.

Pero con el siglo XX llegaron nuevas desventuras, calamidades, convulsiones y desgracias. Durante el período 1911-1916 hubo seis presidentes, numerosas sublevaciones, revueltas militares y marchas campesinas. El vacío de poder fue aprovechado por los Estados Unidos, país que lo invadió en 1915, con la disculpa de poner orden. Los marines llegaron en el crucero Washington y realizaron la ocupación directa, después lo convirtieron en un pequeño estado semicolonial. La ocupación duró veinte años, suficientes para transformar la cultura: introdujeron la segregación racial, en este país donde había triunfado la primera insurrección de esclavos. Y todavía se recuerda cuando las tropas norteamericanas masacraron a 1.500 trabajadores en una operación rutinaria de represión.

En 1957 irrumpió la sangrienta dictadura de Francois Duvalier, Papa Doc, quien se hizo fuerte apoyado en el régimen del terror que implantaron sus grupos de paramilitares. En su afán hegemónico reformó la Constitución, y la dejó a su medida, para montar la dinastía y más tarde nombró como sucesor y presidente vitalicio a su hijo Jean-Claude, Baby Doc; este sangriento gobierno cayó en 1986, dejando un saldo de 60 mil personas asesinadas.

La inestabilidad política continuó y otra vez desembarcaron los marines estadounidenses. Más tarde, en 2008, cuatro huracanes devastaron la nación. Pero  hoy regresó la tragedia: el país más pobre de América fue golpeado por un fuerte terremoto, que despertó la solidaridad mundial.

Como las desgracias no vienen solas, 13 mil soldados del ejército norteamericano llegaron a la isla para ejercer control: patrullan las calles y carreteras, administran el aeropuerto, distribuyen las ayudas y ejercen apoyo logístico. La comunidad internacional está preocupada por la ocupación militar del territorio, aprovechando la terrible tragedia.