La otra cara de los falsos positivos.
Y entonces viene su versión, que más o menos dice: “La historieta es tan imbécil, que nadie en sus cabales la creería. Importar muchachos de Soacha para matarlos en Ocaña tras el premio de un permiso de tres o cuatro días, es casi un imposible metafísico. Más fácil es la historia verdadera: los de Soacha eran delincuentes que le hacían mandados a la mafia que gira alrededor de Ocaña, cuna de próceres, ayer, y hoy nido de maleantes que atormentan las muchas gentes honradas de aquella región colombiana. En uno de esos viajes, y en alguna de sus pilatunas, el especialista en el “voy y vengo” tropezaba con su grupo con el Ejército y moría en combate. Eso es todo.”
Como quien dice, “Palabra de Dios” y no hay nada más que agregar. Pero si para el doctor Londoño la historia es imbécil, mucho más lo serían los jueces que ya han condenado a varios militares por haber dado muerte a algunos ciudadanos, aduciendo que eran parte de la guerrilla. Porque no fue historieta el sacrificio de una familia completa en Cajamarca, ni la muerte de un joven discapacitado cuando regresaba de un pueblo a su casa ubicada en el campo. Lo que pasa es que cuando uno no quiere ver ni oír, entonces es mejor fabricar otra realidad.
Pero, preocupa que si el doctor Lodoño considera que en Ocaña existen unos maleantes que tienen una especie de batallones de delincuentes, no es bien claro, cómo no han sido denunciados o capturados, en la medida que la inteligencia militar los debe tener bien localizados. Porque resulta fácil caerle al vendedor minoritario de estupefacientes, mientras que los verdaderos capos permanecen al margen de cualquier requerimiento. Y era en la Luciérnaga en donde decían que existe en Quibdó un “capo” que viene sembrando el terror en la ciudad, pero cuando se refieren a él, dicen que se encuentra “blindado”, lo que podría interpretarse como “amparado”, “protegido” y la pregunta es ¿Por quién? No serán los mismos que “protegen” a los capos de Ocaña? Vaya uno a saber si es cierto o si es otra historia imbécil que se están inventando los chocoanos.