28 de marzo de 2024

El caso Angie Sanclemente: ¿montaje o realidad judicial?

28 de febrero de 2010
28 de febrero de 2010

Yaneth Valencia asegura que aún no entiende por qué los documentos personales de Angie se perdieron misteriosamente en la casa del tío de su compañero sentimental 24 horas después de haber llegado al país gaucho.

A los cinco días —continúa la dama— capturaron a una joven que pretendía salir de Argentina con 55 kilos de cocaína en compañía de Nicolás, cuyo apellido desconoce y a quien escasamente había visto en fotografías que le había mostrado su hija por internet. “Como Angie no estaba allí para defenderse, le echaron el agua sucia a ella”. Pero Yaneth no se
atreve a acusar a nadie. ( La acusación: La prensa internacional asegura que Angie Sanclemente es buscada a través de la Interpol por ser la jefe de una red de ‘mulas’. Afirman que la colombiana había llegado a Argentina en diciembre pasado para montar desde allí una operación de salida de droga hacia Europa, para lo cual contrataba modelos.)

El episodio hizo que la fama de Angie Sanclemente, ex Reina del Café en Colombia, traspasara la frontera. La prensa internacional mostraba una y otra vez sus imágenes, acompañadas con el calificativo de Reina de la coca, presunta jefe de una red de ‘mulas’. Su madre afirma que todo fue un montaje, para el cual se prestó la prensa
argentina. “Uno de los culpables montó esta patraña”.

No es la primera vez que Angie Sanclemente es la comidilla de la opinión pública. Ya había protagonizado otro escándalo en el 2000 cuando fue destituida como Reina Nacional del Café porque descubrieron que había estado casada.

Yaneth confía ciegamente en la inocencia de su hija y en lo que ella le ha contado en los últimos días a través de Facebook, desde un lugar que la madre asegura desconocer, del que Angie no se atreve a salir porque tiene miedo, según dice.

Ahora más que nunca Yaneth Valencia desea abrazarla. La última vez que lo hizo fue en 2007 cuando la modelo regresó a Colombia, un año después de haberse mudado a México, a hacerse unos chequeos médicos en Bogotá porque tenía reflujo estomacal. La señora desmintió que esa vez Angie hubiese estado en Barranquilla. Varios de sus conocidos le dijeron a EL HERALDO el jueves que había venido a practicarse unos retoques estéticos.

La historia de Angie Yaneth Sanclemente Valencia, hoy de 30 años, parece sacada de un cuento de hadas, pero de esos modernos, cuyas protagonistas son niñas pobres que sueñan con ser famosas actrices, modelos o cantantes. El de Angie era llegar a Hollywood.

La mujer más buscada en América Latina nació en 1980 de una fugaz relación entre una vendedora de ropa y un funcionario del desaparecido Ministerio de Salud, Ramiro Sanclemente, con quien Angie tuvo poco contacto.

Cuando tenía 10 años su madre se la trajo a Barranquilla en busca de mejores oportunidades. Estudió en el colegio Antonia Santos en el barrio La Sierrita y a los 13 años empezó a estudiar modelaje en la academia Passarela.

A los 17 años alternaba el modelaje con su trabajo en un establecimiento que vendía accesorios para vehículos. Según su madre, ella pagaba la mitad del arriendo en una casa en el barrio Las Moras, de estrato 2.

El príncipe del cuento de hadas de Angie fue Alejandro Velásquez Rasch, el joven de alcurnia con el que se casó en 1998, que la llevó a vivir al norte de Barranquilla, que le montó un negocio de venta de ropa y vestidos de baño en la calle 84, y que le pagó la carrera de Comunicación Social que ella suspendió al tercer semestre.

Angie se aumentó el busto, se separó de Velásquez Rasch ese mismo año y un día cualquiera le dijo a su mamá que se regresaría a Bogotá a probar suerte. Luego vendrían varios concursos de modelaje y el Reinado del Café; aunque su madre le advirtió que era una locura. Le quitaron la corona y 4 años después se fue para México, donde dicen que se volvió a casar con un capo apodado ‘El Monstruo’, lo que desmiente Yaneth Valencia.

Después de ser reina y lograr reconocimiento como modelo en Colombia y México, ahora es prófuga de la justicia. La madre espera encontrarse pronto con su hija para devolverle los muñecos de peluche que ella le dio a guardar antes de irse de Barranquilla. También anhela que use otra vez la cama de hierro de cuando era niña, que hoy guarda con celo debajo de la suya.