Príncipe de Asturias para Otto Morales
Otto Morales recibió formación como abogado en la Universidad Pontificia Bolivariana, y este columnista oyó varias veces de boca del muy ilustre rector de ese benemérito claustro, Monseñor Félix Henao Botero, afirmar que uno de los más brillantes profesionales que él mismo había graduado era Morales Benítez. De tal suerte que la distinción que ahora se solicita le sea otorgada al muy destacado escritor, es apenas un justo reconocimiento a su labor no solo como escritor sino que con ella se
recompensa también a un jurista distinguido.
Pero hablar de Otto como hombre de letras y prolífico escritor exige que nos remontemos por allá a la cuarta década de la centuria pasada que viviera la ciudad de Medellín y, muy especialmente al diario El Colombiano, donde entonces se editaba un suplemento literario que con el título de “Generación” abría campo a todas las expresiones de la cultura sin distingos de credos políticos o posiciones intelectuales contrarias a las defendidas entonces por el establecimiento. Ese suplemento dirigido por Otto Morales Benítez y Miguel Arbeláez Sarmiento, se guió por una declaración de principios que entre otras cosas anotaba: “Declaramos de una vez para siempre , que nuestro suplemento es exclusivamente literario. No tiene ninguna misión política” y anotaba además: “Nuestra norma es la de respetar la opinión personal. No tenemos- desde esta tribuna- afán de imponer al país determinadas concepciones ideológicas. Nos congrega el ánimo de efectuar un acercamiento entre las actuales promociones de pensamiento y de acción creadora. Puede ser una obra híbrida, pero queda particularmente- el saldo que arroja el cumplimiento de su deber de cada individuo” y, anotaba también”. Políticamente los directores de Generación se encuentran distanciados.
Coinciden en una apreciación que ha impuesto la época: la literatura tiene que cumplir una misión social. Entre torre de marfil o barricada, entre el arte por el arte y la función social de él, nos encuadramos con las últimas sentencias”.
Fiel a estos principios, Otto Inicio su labor literaria que hoy, transcurridos tantos años sigue ejerciendo con elegancia, lealtad y compromiso. Enumerar y comentar los textos escritos por Morales Benítez se convierte en labor casi imposible, dado el número de ellos y la calidad literaria de los mismos; sin embargo, este comentarista, no resiste el deseo de referirse a algunos pocos de ellos, así sea en forma breve.
Uno de los libros de Morales Benítez que merece especial atención dada la importancia del tema que analiza es el que lleva por título: “Memorias del mestizaje”, pues tesis similar a la aquí propuesta por el autor colombiano, según la cual, la independencia no se dio en América sino cuando apareció ese mestizaje, es la planteada por el Profesor Leopoldo Zea y por el escritor Carlos Fuentes.
El profesor José Consuegra al referirse en su prólogo a este texto del Maestro Morales dice: “El mestizaje es un denominador común como el idioma y la religión”.
Un texto escrito por Otto que merece especial mención es el que lleva como título: “Testimonio de Un pueblo”. En él se hace un relato descarnado, sobre cómo se dio la colonización del llamado viejo Caldas y cómo un hombre como Fermín López, un agricultor campesino, quien con el solo auxilio de su machete, pudo derrotar normas artificiosas creadas para asegurarle siempre a los mismos dueños del poder político, la propiedad y el usufructo de la tierra. Pienso que Otto en ese texto, reivindicó la figura de uno de los hombres más importantes en la historia de Antioquia, Fermín López, y que éste merecería un gran homenaje de todos los habitantes de la provincia.
Pero Morales Benítez ha hecho grandes aportes a la cultura nacional recogiendo valiosos documentos escritos por hombres importantes nacidos en Colombia. Al estudiar y recopilar de nuevo gran parte de la obra escrita por Rafael Uribe Uribe, ha resuelto que a este gran repúblico no debemos darle más el título de general sino el de pensador, dados sus grandes aportes al pensamiento que debe guiar una sociedad moderna.
Así mismo, Otto ha emprendido la recopilación de la obra del Maestro Baldomero Sanín Cano, uno de los más importantes críticos literarios nacidos en esta parte del mundo. Sanín Cano, a quien algunos contemporáneos llamaron ‘diletante’ , ocupa, sin lugar a duda, puesto destacado en esa labor, y al lado de Hernando Téllez. Luis Cardoza y Aragón y Andrés Holguín forma ese grupo de críticos literarios, que José Antonio Portuondo señalara en su texto, el que lleva por título “La emancipación literaria de Hispanoamérica”.
Pero existen dos obras de Morales Benítez de estirpe estrictamente literarias que bien señalan sus conocimientos del tema y que vale la pena mencionar. La primera, se titula Perfiles Literarios de Antioquia, donde emprende un análisis crítico del movimiento cultural antioqueño con énfasis en la obra de Manuel Mejía Vallejo, de Sanín Cano y de Antonio José Restrepo. Para terminar en una exaltación de la poesía de Barba Jacob, de Ciro Mendía y de Hernando Rivera Jaramillo.
También al hablar de literatura, no es posible olvidar el texto de Otto que recoge la vida y obra de Gabriela Mistral. En tres tomos el escritor colombiano plasma la vida de la poetisa chilena y presenta en forma adecuada, la lucha adelantada en pro de la educación y la cultura por esta extraordinaria mujer chilena.
Páginas y páginas llenaríamos si nos dedicásemos a señalar la inmensa obra literaria compuesta por Otto. Esa valiosa labor, hace de él un auténtico mensajero de la cultura, de la igualdad y de la justicia. Ojalá España la madre patria, al otorgarle el Premio Príncipe de Asturias, pague el pasivo que Colombia y el Partido Liberal contrajeron con él, al no haberlo elegido Presidente de Colombia; título que bien ha merecido siempre ostentar.El Mundo.