Perfil de un sagitariano único
Ese bello niño, fruto de un tsunami de amor por correspondencia entre papá y mamá, alteró la paz decembrina de la familia de José, muy buena persona pero mal carpintero.
Felizmente, el antiquísimo método del ritmo no funcionó y desde hace ocho días "habemus" un bebé que se hará sentir por su forma de barajar y repartir las cartas que le tocaron. Hasta el gallo tendrá que ver con él.
El parto fue normal. La comadrona, clienta consentida del carpintero José, se fajó a la hora de cortar el cordón umbilical y enterrarlo en la huerta.
Una vez en tierra firme, el "mínimo y dulce" muchachito atacó la producción láctea de mamá María. Poco después de abandonar el hotel de cinco estrellas materno, notificó con gritos descomunales que no será un terrícola más.
Su venida estaba requetecantada: profeta que se respete, la anticipó. A cumplir su destino lo ayudará su condición de hijo único, esos privilegiados que suelen acaparar virtudes -y defectos- de los taitas.
Para los próximos días son esperados tres reyes de ninguna parte que traerán regalos exóticos para un bajito: oro, incienso y mirra.
El pelao se llamará Jesús, Chucho, para los de su cuadra. Tendrá el chicharrón de enmendar el lapsus de Adán y Eva quienes por un pecadillo gastronómico nada original -engullir manzanas-, empapelaron eternamente a media cristiandad.
Una gitana que "leyó" las manos del bebé enfatizó que vivirá de una vez todas sus vidas, pero a los 33 años se abrirá del parche.
Su vida y milagros darán para agotar miles de papiros. Así nunca escriba una línea, salvo en el episodio de la mujer deliciosamente adúltera, primer gran paso dado en la lucha por la liberación femenina.
Sus padres anticiparon desde los primeros teterados vitales sus verbos consentidos: amar, trabajar, no jugar.
Convertirá el bajo perfil en religión pese a su importancia, ganada a punta de cháchara y milagros. Tendrá una hoja debida que envidiará cualquier mujer fatal, incluida María Magdalena, con quien cogerá moras en los rastrojos.
Los astrólogos anunciaron que el nuevo sagitariano será un galileo sensible, emotivo, seriote -"Dios no ríe"-, impresionable, soñador, mandón, exigente, todero (arreglará hasta el reloj de arena cuando se atrase), leal, yupi, íntegro, espiritual, místico. Perdonará 490 veces. Se reservará el derecho al olvido.
Estas características pertenecen a otro signo, pero ésta es la mejor forma de interpretar los astros: leer los de los demás.
Los sagitarianos saben escuchar, fuman bajo el agua, ven crecer la yerba, bailan trompos en la uña y tienden a mostrarse compasivos con el sufrido prójimo. Por todo lo anterior, (¿) que los desocupados lectores reciban de reyes regalos más prácticos que los dieron Melchor, Gaspar y Baltazar.