En Colomba también los desastres acechan
También con preocupación y dolor continuamos recibiendo las noticias sobre varios cientos de víctimas, y posiblemente algunos miles, causadas por el devastador tsunami en Samoa, los fuertes sismos en Indonesia y el tifón "Ketsana" en Filipinas.
Pero al pensar en el enorme costo y gran tensión que implica para nuestros antípodas la pérdida de vidas humanas, la atención de la actual emergencia donde cientos de víctimas esperan bajo las ruinas y muchas más han quedado sin hogar, y la posterior recuperación de estas regiones de arruinadas, concluimos para Colombia que se hace todavía más evidente la urgencia de fortalecer la gestión del SINPAD, no sólo por la vía de los mecanismos de cooperación interinstitucional sino también por la de la mayor capacidad intrainstitucional, para acometer en nuestras regiones un arduo trabajo conjunto de acciones frente a los desastres naturales, tanto preventivas para mitigar sustancialmente la vulnerabilidad antes de los eventos, como de preparación para la respuesta rápida y el manejo acertado de las fases de emergencias, y finalmente para atender daños ocasionados, pero en menor cantidad, después de ellos.
Es que existen asimetrías a resolver para garantizar una gestión de los desastres en Colombia, donde se enfrenten además de las situaciones coyunturales tal cual lo intentamos hoy, aspectos estructurales relacionados con la planificación y que no se están atendiendo, a partir de la valiosa información provista por las instituciones responsables de las actividades de carácter técnico-científico, entre ellas el Ingeominas que responde por la vigilancia volcánica y la confección de mapas de amenaza de nuestros volcanes: de lo contrario, los avances en las actividades de participación comunitaria no permitirán decisiones que respondan a los ingentes esfuerzos que siempre despliegan las instituciones responsables de los preparativos para emergencias: en el Galeras, los refugios que son medidas aplicables en zonas de amenaza en caso de eventos sorpresivos, ya deben dar paso al desarrollo de alternativas estructurales, como la planificación para una ocupación del terrotorio que logre resolver el conflicto entre uso residencial y aptitud del suelo para usos productivos, atendiendo las características de intensidad severa y baja frecuencia de las amenazas volcánicas.
Desde el OAM, Ed. Circular RAC 535.
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales/