Confrontación de alto kilovatiaje
La primera cadena forma parte del Grupo “Prisa”, de España, que anda en serios problemas financieros. La otra pertenece a la Organización Ardila, conglomerado que no necesita presentación, ni tiene en venta participaciones accionarias en sus empresas.
RCN mantuvo pactos de respeto mutuo con Caracol, para no sonsacarse el personal, hasta cuando el empresario barranquillero Julio Mario Santo Domingo les vendió su red de emisoras a los españoles, pero se quedó con la marca Caracol Televisión, con todo y Canal.
Los peninsulares –que no simpatizan con este tipo de acuerdos— procedieron a desentenderse de los mismos cuando recalaron en la cadena de las tres consonantes figuras de la talla de Guillermo Díaz Salamanca y Gustavo Niño Mendoza.
La dupleta no tuvo allí el éxito que se le auguraba y terminó por liar bártulos a medios inferiores como Súper, en el caso del excelente humorista Díaz, y Melodía, en el de Niño, un formidable locutor de noticias.
La guerra que le planteó RCN a Caracol apuntaba a acabar, de ser posible, con “La Luciérnaga”, fenómeno de audiencia en el que tuvieron mucho qué ver, desde los tiempos del “apagón” gavirista, Díaz Salamanca y Hernán Peláez Restrepo. Sin embargo, el proyecto no funcionó. No pasó nada con “El Cocuyo”. Del costoso experimento apenas quedan escombros.
Peláez –especie de “Rey Midas” de la radio—supo llenar el boquete que le abrió la ida de su hombre de las mil voces. Oyó un buen consejo de Antonio José Uribe, el gerente de Caracol en Cali, y enganchó al polémico Gustavo Alvarez Gardezábal, quien mediante un rol puramente periodístico, distinto al humorístico, contribuyó con el resto del equipo a la consolidación del programa vespertino caracolero.
Vapuleadas las huestes errecenistas por su principal competidora en la guerra de voces en el éter, en los estudios de medición de sintonía, decidieron sacudirse y acometieron la tarea de llevarse a Néstor Morales o a Yolanda Ruíz. Robusto error estratégico. El de sonsacar era (y es) Gustavo Gómez, talentoso hombre de la reserva que está listo para asumir la dirección y conducción de 6 AM, cuando llegue el momento del relevo. Se sabe que Morales no quiso irse y Yolanda, la mujer de Marco Efe Eusse Jr., ya organiza su equipo en RCN para enfrentar, en el dial, a sus ex compañeros de Caracol. Para el efecto trasteó el matriarcado periodístico de la carrera séptima con la calle 67 a la calle 37 con la 13 A, en el sector de Teusaquillo. Curiosamente, se hace realidad en RCN un viejo nombre craneado por Yamid Amat para Caracol: “Llegaron las mujeres” a la Torre Sonora.
El periodista Francisco Tulande Camero, ex sub director de Radiosucesos, le da la siguiente lectura a la situación de la cadena de los Ardila:
“Lo lamentable de verdad es que RCN nunca superó la extraña condición de no creer en ella misma como empresa, ni en su gente, sino en copiar hasta en el elemento humano, todo lo que hace Caracol… nunca lo superaron”.
La reanudación de hostilidades se dio por parte de RCN al ser de público dominio una versión llegada de Madrid, España, según la cual, “Prisa” debe mil cuatrocientos millones de euros, y acaba de vender el 25% de Editorial Santillana, por 250 millones de euros, y el 35 por ciento de Digital Portugal, por 360 millones de euros, pero para pagar intereses de la euro-deuda.
Las vicisitudes del grupo ibérico se han reflejado en Caracol Radio, empresa que se ha visto en la imperiosa necesidad de rebajarles sus salarios en un ocho por ciento a los trabajadores que agacharon la cerviz ante el perentorio “lo toma o lo deja”.
La apostilla: El grupo Ardila les ofrece a los periodistas de la competencia, entre otras gabelas, el pago del valor de la indemnización a manera de “prima de cambio” de cadena, y el cincuenta por ciento más del sueldo que devengan en Caracol. Como diría el imperturbable Don Vito Corleone, “El Padrino” de Mario Puzo: “Una propuesta difícil de rechazar”.