Las cuentas de la vida
Su tarea, proponer una nueva metodología para medir la actividad económica y el progreso social. Lo de Sarkozy apunta a ir más allá de los indicadores cuantitativos de medición de la riqueza y su evolución en el tiempo, las actuales series del producto interno bruto, por unos indicadores más complejos, con componentes cualitativos (de medición de percepciones, principalmente por medio de encuestas), que además reconozcan la hetereogeneidad de las condiciones de la sociedad, las desigualdades que la atraviesan.
El estudio propone abandonar las medidas e indicadores de promedio, la media de la serie, abstracción numérica que a nadie representa en la realidad, para sustituirlas por la mediana, que es una cifra real, no calculada, ubicada en la mitad de la serie. Proponen que la medición de la desigualdad no sea general y abstracta, sino concreta y referida a grupos poblacionales determinados – vulnerables, sectoriales, por sexo, por edad… -, entre los cuales se hace la comparación y el correspondiente análisis.
Los nuevos indicadores incorporan las diferentes formas de capital que intervienen en la creación de la riqueza, el humano, el educativo y especialmente el natural en momentos en que ya se sabe que su oferta es limitada, que como cualquier bien económico está signado por la escasez y por consiguiente tiene un valor económico, un capital que al consumirse se hace más escaso y costoso. Capitales que se deprecian, lo cual debe tenerse en cuenta para que las mediciones vayan más allá del corto plazo – que no sean fotografía del momento presente – para incorporar la dimensión de sostenibilidad en el tiempo del desarrollo. El indicador de la riqueza global sería el producto neto, descontadas las depreciaciones, y no el bruto.
Pasar también de los análisis per cápita a aquellos que incluyan las condiciones de las familias: sus patrimonios, las actividades no remuneradas que en ellas se realizan especialmente por la mujer y las medidas objetivas y subjetivas de la calidad de vida familiar, de la salud a la participación política, de la seguridad a los intereses de los créditos. Indicadores que para hablar en términos del pensamiento social cristiano, permitan evaluar el ser más sobre el tener más.
Una propuesta que augura cambios fundamentales del sentido de la actividad económica al restablecerla como medio pero no fin, que no es otro que el mejor vivir de las personas, de las familias. Que deja en claro que el hombre no vive de promedios estadísticos y que los éxitos macroeconómicos ni rozan al ciudadano del común.
Esta columna se publica en EL NUEVO SIGLO y el diario digital EJE 21