Lo de la filarmónica, ¿caso cerrado?
Aparte de lo esencialmente artístico, que es lo que sale del alma, la dignidad, la consagración y el estudio, hubo manifestaciones de profundo dolor y angustia por parte de la gente. Rechazo a ese “entierro”, de una de las máximas expresiones de cultura de nuestra sociedad. Su calidad silenciosa y apacible, pero profunda y de mucho contenido nos estremeció muy profundamente. Hubo llanto y luto indescifrables. Sus acordes sentidos se fueron al cielo en medio de la noche. Sus notas fueron sentidas y rebeldes. Una joven estudiante exclamó: no puede ser, qué injusticia…
Después de las emociones, vayamos a la realidad. Por las cuatro puntas del escenario se movía una pancarta, con letras negras y fondo blanco: Manizales cultural? Se sentía un vacío casi insondable. Inquietud corta pero diciente. Un reclamo decente, que desde luego reclama una respuesta decente, no solo por parte de la gobernación y de la alcaldía, no. Por parte de todos y con algún énfasis de la empresa privada e industrial de nuestra ciudad.
La Orquesta Filarmónica, no se puede acabar. Hay qué hacer algo.
La Orquesta Filarmónica es nuestra embajadora y nuestra imagen.
Demostremos que tenemos imaginación y creatividad para superar este mal momento y no dejemos que lo de la Orquesta Filarmónica se constituya en un caso cerrado para nuestra ciudad.