Del biberón a la pistola
Por Eduardo Lozano M.
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El desgraciado episodio que acaba de registrarse en Medellín, en el que dos niños asesinaron a balazos a la joven abogada JULIET PATRICIA MEJIA TABORDA con 8 meses de embarazo, además de ser repudiable en todas sus dimensiones, se convierte en un llamado de alerta al gobierno colombiano, para que a la mayor brevedad ponga a buen recaudo a quienes de una u otra forma han contribuido para que no se haya puesto en marcha adecuadamente la Ley 18 de 2006,(Ley de Infancia y Adolescencia) que impone penas severas a los menores que incurren en la comisión de delitos atroces.
El episodio que tuvo como escenario el edificio Padua, fue protagonizado por dos niños que armados con un revólver y una pistola de doble silenciador, no vacilaron en activar su munición contra la abogada que falleció minutos después en la Clínica Soma cuyos médicos en una rápida cirugía lograron salvarle la vida al menor en gestación.
Este caso que eriza la piel de cualquier ser humano por sus características y la frialdad con que actuaron estos menores, levanta sin lugar a equívocos la indignación de toda una sociedad, especialmente la que integran los habitantes de Medellín, para que se adopten urgentes medidas que permitan la organización de métodos de castigo contra los niños actores de estos hechos que llenan de luto a centenares de hogares colombianos.
Lo que más preocupa es que esta clase de acciones se están presentando en forma repetida. Hace pocas semanas (2 de Mayo) otro menor de tan solo 17 años ingresó armado al Hospital General de Medellín y abatió a balazos a un paciente que se recuperaba de algunas lesiones tras ser víctima de un asalto.
En ambos casos los niños fueron detenidos por la Policía
¿CULTURA DEL SICARIATO?
Todo hace pensar que así es.
Infortunadamente esta cultura se ha ido generalizando desde los años 80 cuando el narcotráfico y el liderazgo del mismo representado por Pablo Escobar Gaviria, miraban a los jóvenes como una “ficha clave” para la comisión de los delitos.
Ellos, los niños, provenientes en su mayoría de hogares destrozados o simplemente huérfanos, eran los seleccionados para que hicieran trabajos de esta índole, porque las leyes protegían totalmente a quienes siendo menores de 18 años incursionaban en este tipo de delitos. De una amonestación no pasaba.
La cultura se fue extendiendo a tal punto que hoy existen muchos grupos de niños armados que a cambio de dinero, matan sin piedad. Su entrenamiento, al decir de las institucioines que manejan el tema se inicia a los 8 años de edad y a los 12 están listos para actuar. Es decir, pasan del biberón a la pistola.
Los niños que mataron a la abogada JULIET PATRICIA MEJIA TABORDA, fueron contratados por un cliente descontento con los servicios profesionales de la abogada?. Al menos esa hipótesis se maneja.
Esta cultura, si así se le puede llamar, se registra también en varias ciudades del país, incluida Bogotá, alimentada e instruída por películas que a través de la historia del séptimo arte, enseñan el manejo de las armas hasta convertirlas en su dios y su ley.
Estos casos, sumados a la serie de delitos que a diario se cometen en las principales ciudades, me hacen pensar que la Seguridad Democrática que tanto defiende el presidente Alvaro Uribe Vélez, se quedó en la lucha armada contra la guerrilla, mientras en las ciudades sus habitantes debemos enfrentarnos a los horrores del asesinato, el atraco a mano armada, el asalto a residencias familiares y hasta el secuestro de Concejales como el registrado recientemente en Garzón (Huila).