Transporte discapacitado
Queda en plena evidencia que las llamadas y reconocidas organizaciones empresariales del país, fijan primero sus objetivos en el rendimiento económico, la utilidad y las ganancias, la eficiencia y el rendimiento y luego por allá en el rincón de san alejo dejan los módulos de acción social y responsabilidad humana, y el desarrollo ocupacional, y por ende el apoyo directo a la ciudadanía que para aquellas, viene a ser según el caso sus usuarios, sus clientes directos e indirectos, los consumidores finales, razón de ser de la existencia y sobrevivencia de ellas.
Cómo estamos en este sentido en Manizales y Caldas, teniendo en cuenta que hemos sido testigo de la sobrecarga de pasajeros en las atractivas chivas y jeeps (en el vocablo genuino de los campesinos jises, o jipaos) a los que hay que sumarle los costales llenos de mercado, las gallinas y los cerdos entre otras cargas más, recorriendo carreteras y caminos veredales destapados y hasta inhóspitos sin que nadie les diga nada, ni los controle.
Otro tanto podemos agregar en los municipios de Caldas con el transporte interdepartamental y ubicándonos en nuestra capital, vemos ese rosario inmisericorde de buses y busetas desplazándose en verdaderas carreras contra-reloj, también en la fratricida lucha por el centavo o el peso de más, y con sobrecupo y cuál de esos aparatos tiene un dispositivo propio para los discapacitados, o la capacidad de brindarle garantía y seguridad. Frente a esta cruda realidad y retrato inhumano, qué hacen las autoridades del sector y la administración y que aportan la Asamblea y el Concejo en su orden, desde sus diputados y concejales dentro de sus periodos de legislación. Pensemos en serio en los discapacitados, son seres humanos como cada uno de nosotros y tienen los mismos derechos.