22 de marzo de 2025

Guerra de divisas: la devaluación de las monedas fuertes

18 de noviembre de 2010
18 de noviembre de 2010

Por: Albeiro Valencia Llano

albeiroEs sorprendente pero casi nadie vio venir la actual crisis económica. En su largo y lento recorrido ha trasegado varias etapas: la catástrofe inmobiliaria, la tormenta financiera, la recesión económica, la crisis fiscal y el desempleo. Pero hoy observamos, con preocupación, la nueva fase conocida con el nombre de guerra de  divisas o de tasas de cambio.

En las tremendas dificultades económicas de los países ricos se impone la ley del más fuerte. Se evidencian los siguientes pasos: devaluación del dólar, guerra entre divisas, forcejeo por los mercados y aseguramiento de materias primas baratas. Como consecuencia Estados Unidos llena los países con dólares devaluados, los gobiernos se resisten a revaluar sus monedas y las naciones  pobres sufren las consecuencias.

No se puede negar que estamos que estamos en medio de una guerra monetaria entre las potencias, lo que dificulta la recuperación económica.

La devaluación del dólar: la astucia de los Estados Unidos

Este país viene aplicando la estrategia de la devaluación competitiva. Un dólar débil y el interés cercano a cero, le ofrecen a este país enormes ventajas para competir en el comercio; de este modo puede reactivar su economía. Con la devaluación del dólar gana por punta y punta: porque es el único país cuya deuda externa se tasa en su propia moneda y así puede promover  exportaciones baratas, y de paso controla a los países competidores como China.

Al país más poderoso del mundo le preocupa el gigante asiático. El gobierno chino también es marrullero y ha diseñado una estrategia para devaluar su moneda y poder competir con mercancías baratas. Por esta razón Washington acusa a Beijing   de darle una ventaja artificial a sus exportaciones.

Pero con su divisa devaluada los  Estados Unidos golpean el valor de las reservas chinas en dólares; según The Wall Street Journal dichas reservas subieron a 2,6 billones de dólares a finales de septiembre. Sin embargo el gobierno de China tiene “nadaíto de perro” y hasta ahora ha logrado sortear la crisis jugándole “maturranga” a los astutos gringos. Reconocen que si devaluaran el Yuan muchas de sus empresas exportadoras tendrían que cerrar y se dispararía el desempleo.

La  guerra de divisas

Hace 20 años los llamados tigres asiáticos (Taiwán, Singapur, Hong Kong y Corea del Sur) eligieron un modelo de crecimiento económico basado en exportaciones baratas. La clave estaba en los siguientes aspectos: mano de obra calificada, productividad, baja inflación y devaluación de sus monedas. Como consecuencia conquistaron los mercados.

Los chinos hicieron lo mismo, pero con una diferencia abismal, pues es un gigante con 1.300 millones de habitantes. El gobierno de Beijing aplicó la misma fórmula: educación, productividad, devaluación del Yuan y mano de obra barata. De este modo sus mercancías se pasean por todos los países, y vemos un mundo inundado con manufacturas Made in China. Además el gobierno maniobra de diferentes formas para evitar la revaluación de la moneda.

Nunca se hubiera imaginado el gran dirigente Mao Tse Tung que su país se convertiría en una poderosa potencia, que serviría de amortiguador para evitar el “colapso del capitalismo”.

Pero Norteamérica  seguirá a la ofensiva. El Banco Central de Estados Unidos, preocupado por la debilidad de su economía, anunció nuevas acciones que incluyen poner en circulación unos 600 mil millones de dólares. Al respecto The Wall Street Journal anotó que parte de esos fondos acabará en los mercados emergentes que ofrecen mayores ganancias y mejores perspectivas de crecimiento (Revista Semana, octubre 25, 2010).

La guerra de las monedas es grave y difícil de resolver, porque hay que poner a discutir a los actores principales: Estados Unidos, China, Unión Europea y Japón. Se tienen las esperanzas puestas en la próxima reunión de los países del G20 (naciones desarrolladas) en Seúl, Corea del Sur; pero ya hay división entre las economías deudoras, como Estados Unidos y Gran Bretaña y las que ofrecen crédito, por su enorme cantidad de reservas en dólares, como China.

También asisten al G20 las tres economías grandes de América Latina, Brasil, México y Argentina; pero estos países no atacarán a China porque es importante socio estratégico que les compra materias primas. Sólo queda la presión que pueda hacer la Unión Europea, pues sus países están preocupados porque el euro continúa apreciándose frente al dólar. Así mismo Japón anunció que no dejará revaluar más el Yen, por esta razón el banco central está interviniendo el mercado cambiario. En conclusión, la devaluación de las divisas generó peligrosos desacuerdos entre los líderes del mundo.

El refugio del oro

Desde mediados de septiembre el oro registró un precio record, pues llegó a 1.280 dólares la onza troy (31 gramos). Hay varias razones para el alza: una compra masiva del metal ante el temor de que los bancos centrales realizaran nuevas emisiones de dinero; la posible compra de oro por bancos centrales de Rusia y de países de Asia; por último, hubo comentarios alcistas de las compañías mineras, especialmente de Anglo Gold Ashanti. Como prueba de que el oro se convirtió en refugio, contra la caída del dólar, está el alza del 17 por ciento, en lo corrido del año.

La revaluación, un serio dolor de cabeza

El peso colombiano es una de las monedas más revaluadas pues se ha apreciado 12,94 por ciento, en el presente año, superando al resto de monedas de la región. Por esta razón los empresarios colombianos están asustados y afirman que pierden competitividad, inclusive con los vecinos. Para atenuar la revaluación el Banco de La República puso en práctica el anuncio de comprar divisas por 20 millones de dólares diarios, durante cuatro meses, medida que ayuda en parte pero que favorece a los especuladores.

Los gremios le piden al presidente Santos que aplique otras medidas: controlar el ingreso de capitales golondrina, pues están entrando muchos dólares con orientación de corto plazo; reducir las tasas de interés, aumentar las reservas internacionales, más agresividad en la compra de dólares, mayor competitividad en las empresas, impulsar una sana política fiscal y sustituir deuda externa por interna. Pero según los estudiosos, aunque se tomen medidas, el dólar seguirá cayendo. Dicen que el gobierno Santos entiende la naturaleza del problema pero no ha querido enfrentarlo.

El futuro es difícil  e incierto

La avalancha de dinero para auxiliar a los bancos y al capital financiero crea nuevas catástrofes inflacionarias y nuevas burbujas. La fórmula dictada por el FMI y por el Banco Mundial descarga sobre los trabajadores el peso de la crisis: aumento de la edad de jubilación, privatización de la salud y de la educación, y la llamada “flexibilidad laboral”, para bajar los costos de la fuerza de trabajo. Las consecuencias las tenemos en Europa: las recientes movilizaciones en 11 países, la huelga general en España y la que se vive hoy en Francia.

Por último, las centrales obreras de Europa y los partidos de izquierda están preparando una huelga general unificada, para la primavera de 2011. La crisis de las grandes economías ya nos está tocando. El futuro es incierto por el comportamiento anárquico del mercado capitalista.