¡Quieto Margarito!
No anda mal de apetito el hermano veneco que cambia de opinión como quien cambia de epístola matrimonial. En su mira de gallinazo o soltero cero kilómetros están María Emma Mejía y Amparito Grisales.
“Tráemelas”, le sugirió al expresidente Samper, su colega de signo leo, en la reciente visita que éste le hizo al palacio de Miraflores. En reciprocidad, Chávez, convencido de que el poder es un afrodisíaco que atrae poderosamente al eterno femenino, le encimó el anuncio del regreso de u embajador en Bogotá.
“Gustavo”, como le dice, sabe donde duerme, pero no donde pasará la próxima noche. Su patrón lo tiene de Herodes a Pilatos, entre Caracas y Bogotá, según el guayabo de turno.
El diplomático anda con una muda de ropa pa’rriba y pa’bajo. No ha logrado disfrutar la bohemia bogotana. Cuando arma plan para azotar baldosa en algún rumbiadero, tiene que regresar a su base caraqueña.
Samper, que entiende que hay que hacer cualquier cosa para evitar que Chávez se salga del uniforme, hizo el mandado: filtró a la prensa la doble aspiración de Chávez en materia de faldas y volvió a la soledad de su eterno oficio de “mueble viejo”, un alias que tienen los expresidentes gracias a uno de ellos, López Michelsen.
Cuando Chávez se embejuca, tiemblan quienes derivan el diario yantar de pequeños negocios en la frontera. También los empresarios, pero a ellos les toca tragar entero y respaldar al presidente Uribe. La patria por encima de las chequeras.
Tal vez debido a la caída de los precios del petróleo, Chávez perdió el sentido de las proporciones y trató de “berlusconizar” al expresidentes Samper, sugiriéndole que le presentara a María Emma y a la Grisales, para descongelar las relaciones entre los dos países. Y de pronto solucionar el diferendo limítrofe del que nadie volvió a hablar.
No le basta al locuaz y frustrado golpista la senadora Piedad Córdoba quien se la pasa en Miraflores, empeñada en la hermosa tarea de buscar que los secuestrados por las FARC vuelvan a tener la libertad por cárcel perpetua.
Damnificado fugaz de la aspiración de Chávez, nuevo rico sin plata, es el enamorado de María Emma, el exministro Alberto Casas. En su intimidad de alvarista pragmático, sabe que presidente mata periodista-publicista.
Menos mal, la Monita paisa desairó a Chávez y le sugirió con su negativa a visitarlo en su cambuche que se limite al producto nacional femenino venezolano. El corazón de Casas recuperó el ritmo seguro de que seguirá respirándole en la nuca a la exembajadora en España, de donde Samper la retiró para nombrar en su lugar a su vicepresidente Humberto de la Calle.
Y ese volcán del Ruiz de erotismo que es Amparito Grisales, quien siempre ha sido de la cuerda de Samper, se ha quedado muda, como la diplomacia reciente del presidente Uribe. Sus exégetas interpretamos el silencio de la manizaleña como una forma de notificar que prefiere el producto interno bruto masculino criollo (PIBmc). Gracias por lo que me toca…
A los fanáticos de estos churros que tienen la edad de nuestros insomnios eróticos, no nos gustó ni poquito que el bullicioso mandatario hubiera puesto sus libidinosas dioptrías en ellas. Después se le alborota el apetito y viene “a” por otras divas que produce la fértil tierra colombiana. Quieto en primera, vecino acaparador.