¡Música, maestro!
En el plano regional le tocó competir con los profesores Fabio Fuentes, Héctor Fabio Ramírez y Guillermo Rendón.
La entrega de los galardones, en cada capital departamental, se cumplirá el 20 de julio próximo. El 2 de agosto, en la tradicional Feria de las Flores, en el Concurso de Bandas Juveniles, recibirá González un homenaje adicional que le tributará Medellín, la ciudad donde desarrolló su obra durante 45 años. Ahora está radicado felizmente en su ciudad natal, en la que recibió de niño las primeras nociones del
do-re-mi-fa-sol-la-si de su padre, el famoso maestro Francisco (Pacho) González.
Otros triunfadores en Los Grandes Maestros fueron Jorge Villamil, por el Huila; Joe Arroyo, por el Atlántico, Leandro Díaz, por el Cesar; León Cardona, por Antioquia, y Juan José Ramírez, por el Quindío. (Omitimos los demás por falta de espacio).
González Arenas inició su carrera musical como director de la Banda Municipal de Filadelfia, Caldas,a la edad de 17 años. Posteriormente ingresó a la Banda Departamental de Caldas, donde llegó a ser músico mayor. En 1955 formó parte de la Orquesta Sinfónica y la Banda del Conservatorio de Manizales. Fundó y dirigió las orquestas “Ritmo y Juventud”, “Italian Jazz” y “Superstar.” En 1957 se trasladó a Antioquia, donde actuó por 9 años consecutivos en el Club Medellín. Fue director de la Orquesta Gigante de la Voz de Antioquia y dirigió durante 4 programas la Gran Orquesta de la TV. Nacional en el programa estelar “ Noches de Gala”. Fue también director de la orquesta de planta del Hotel Nutibara durante 15 años. Arreglista de diversas casas disqueras de Medellín y Director artístico de los sellos Sonolux y Sonomúsica. Elaboró arreglos musicales para diversos artistas nacionales e internacionales, entre los que se cuentan Carlos Julio Ramírez, Tomás de San Julián, Juan Legido, María Eugenia, Helenita Vargas y Felipe Pirela, de quien fue arreglista exclusivo y con el cual hizo grabaciones en Colombia, Venezuela y México. Le fue encomendado un arreglo para una Orquesta Gigante por el cantante Daniel Santos para un espectáculo en Nueva York. Quedó tan satisfecho el boricua que le pagó el doble por su trabajo.
Acompañó musicalmente y compartió escenario con artistas de fama internacional como Celia Cruz, Rocío Dúrcal, Pedro Vargas, Roberto Ledesma, Juan Erasmo Mochi, Elio Roca, Lucho Bermúdez, Jhony Albino y su Trio San Juan, Leo Marini, María Luisa Landín, Libertad Lamarque, Nelson Pinedo, Andrés Falgás, Alicia Juárez, Orlando Contreras, Los Visconti, El Chato Flórez, Juan Carlos Godoy, María Elena Sandoval, los Hermanos Arriagada y Vicente Fernández.
Como asesor de las Bandas de Música Estudiantiles del Departamento de Caldas obtuvo 17 primeros puestos con las representantes de Salamina, Pácora, Aguadas, Redentoristas (de Manizales) y Villamaría. También en los concursos Nacionales de Bandas Estudiantiles han sido premiadas varias de sus obras.
Como compositor, sus obras más conocidas son, “Juan Onofre”, que popularizó Noel Petro (Dónde están los pajaritos); “El Muerto Vivo”, (No estaba muerto, estaba de parranda), interpretado por Rolando Laserie y Joan Manuel Serrat.; Cumbia y Ron”, “Los Gemelos” y las fantasías para banda “Norita”, “Albores” y “Cumanday”; la cual fue escogida en el Canadá para representar a Latinoamérica en el Concierto “Música del Mundo”, en reconocimiento al compositor en Quebec, donde fue galardonado. Tiene numerosas distinciones. Ha sido jurado en festivales de jerarquía en distintas ciudades del país. Y es socio votante de los famosos premios Grammy´s Latinos.
Refugiado en la provincia por razones de fuerza mayor, en los cuatro años que se estableció en Quinchía se encargó de la enseñanza, en la Casa de la Cultura, y de los arreglos musicales de los himnos del departamento y de los municipios de Risaralda, así como los de Marmato e Inzá y el de la encopetada Universidad Eafit, de Medellín.
La apostilla: Entre las muchas anécdotas que le ha dejado a este valor del arte musical caldense su largo peregrinar por los escenarios, recuerda un episodio que vivió una madrugada cuando un grupo de entusiastas borrachitos lo sacó en hombros de la caseta “Italian Jazz”, al creer que se trataba del otro Guillermo González Ospina, el poeta ansermeño, el autor de la bella letra del pasodoble Feria de Manizales que por entonces ya descansaba en la paz de los sepulcros de San Esteban.